Entre manos tenemos 1150 caballos y 18 cilindros. Es por eso que hemos venido a la A397, una fabulosa carretera de montaña que conecta San Pedro de Alcántara con Ronda y que será hoy nuestro test-center para esta comparativa entre dos biplazas de primera: el Audi R8 V10 y el McLaren 12C. Los afortunados compradores de estas alimañas circularán el 95% de su tiempo por vías públicas como esta y nosotros vamos a emularles. Un sinfín de curvas y un desnivel de casi 700 metros en apenas 50 kilómetros será el edén perfecto para dar rienda suelta a estos dos superdeportivos en una batalla legendaria.
De momento, hemos parado a hacer un pit-stop de rigor en la gasolinera de San Pedro de Alcántara. El McLaren 12C está enchufado a un surtidor de gasolina de 98 octanos, devorando sin piedad todo lo que le echan. Me da miedo levantar la vista y ver a cuánto asciende la factura…
Dani y David acaban de llegar algo hipertensos tras probar el Launch Control del R8. Como lo vuelvan a hacer tendrán que tomar medicación para no sufrir del corazón… Quizás por eso se han quedado sentados cómodamente a bordo del Audi R8 V10 alucinando con el sonido… el sonido de los altavoces Bang & Olufsen mientras suena una ridícula canción de Henry Méndez más propia de un chiringuito de Torremolinos.
De repente alguien nos quita el protagonismo… Acaba de aparecer un Lamborghini Gallardo Superleggera, de color verde pistacho. Nuestro Audi R8, a pesar de tener un motor idéntico, no tiene nada que hacer con el sonido de los escapes del italiano… Vaya golpe de moral nos acaban de dar…
Desde que piloté por última vez el McLaren en el circuito de Top Gear ha sufrido dos cambios importantes: ahora simplemente se llama “McLaren 12C” –han eliminado las siglas MP4, referentes al primer monoplaza de Woking con chasis de fibra de carbono- y además tiene 25 CV más. 625 caballos no son pocos, pero además esta unidad está bastante sexi, envuelta en un blanco mate con la decoración de vermú que le cruza de arriba abajo. Si las llantas estuvieran pintadas en color negro y tuviese el pack con los retrovisores en fibra de carbono ya sería la bomba.
La estética del 12C es discreta, quizás menos escandalosa que la del R8. Pero si acudes a una cena benéfica en el club de campo, la entrada de tu chica cuando la puerta se despliegue hacia arriba será, llanamente, espectacular. Además, no hay duda que es un vehículo más exclusivo que el R8 puesto que hay menos unidades circulando por nuestras carreteras.
Audi R8, el superportivo que cambió las reglas del juego
Lo primero que hago es hacerme con las llaves del Audi. Con un precio de 180.540 euros, el R8 V10 de 525 CV es el vehículo de altas prestaciones que mejor representa la esencia de los superdeportivos modernos. Vehículos que antes eran insufribles para viajar y que su fiabilidad era tan escasa como exiguo es el cabello de Bruce Willis. Callejear con ellos era una pesadilla por la pesadez de su dirección y la dureza de su embrague… y, para colmo, rara vez funcionaban adecuadamente sus sistemas eléctricos.
Audi consiguió hermanar los conceptos de deportividad, confort y fiabilidad en un superdeportivo de motor central, algo casi impensable hace dos décadas. El R8 cambió el panorama del superdeportivo moderno y las exigencias del mercado, logrando un vehículo polivalente y utilizable en el día a día. El 12C, como muchos otros, mantiene esa filosofía pero, en su caso, apostando fuertemente por la tecnología.
El McLaren 12C llegó al mundo tres años después, con un precio más elevado —238.062 euros— debido a una técnica mucho más avanzada. Cuenta con un monocasco en fibra de carbono, un aerofreno al estilo del Bugatti Veyron, puertas con apertura por proximidad, un interior futurista o una suspensión adelantada a su tiempo que prescinde de las clásicas barras estabilizadoras en favor de un sistema que bombea un fluido hidráulico entre los actuadores de los amortiguadores. Tecnología adelantada para su tiempo…
El mullido de los asientos del R8 es perfecto para largos viajes. Es un vehículo muy civilizado, incluso el motor pasa desapercibido en “modo paseo”. Recorriendo los primeros kilómetros de la carretera de Ronda a bordo del Audi, disfruto de una vista privilegiada de la zaga del inglés. Los pilotos LEDs están ocultos en la carrocería y los dos tubos de escape se encuentran en una posición más elevada de lo habitual. De repente el McLaren comienza a adelantar a uno, dos, tres, cuatro coches… saliendo despedido como una exhalación. No hay más remedio que hacer lo propio con el R8.
El V10 emite una melodía terrorífica al tiempo que reduce tres marchas de forma ultrarrápida gracias al nuevo cambio de doble embrague. Subir la ventanilla para que no entre aire en el habitáculo no ha sido la solución correcta: el estremecedor sonido de los escapes no se percibe con tanta intensidad desde el interior… un fragor que fuera alcanza cientos de metros.
El McLaren está escoltado por un V8 doblemente turboalimentado de 3.8 litros de cubicaje fabricado en colaboración con la británica Ricardo. El V10 del R8 es una pieza de museo que no ha padecido en sus carnes el downsizing y la adición del turbo como le ha ocurrido al Mac. Bajo su coraza habita un V10 5.2 atmosférico con sabor a pesto… es de origen Lamborghini. Ambos aceleran de 0-100 km/h en un tiempo idéntico y cuentan con un cambio de doble embrague de siete relaciones.
Tampoco se le puede quitar mérito al inglés: exprimir 625 CV de un motor de menos de cuatro litros no está nada mal… Pero, hacerlo además emocionante, ya es para nota. Y es que mientras el Audi ofrece un par motor de 530 Nm a 6500 vueltas, el McLaren le vapulea con 600 Nm entre 3000 y 7000 rpm. Por eso sube hasta 100 km/h en 3.3 segundos, tres décimas más veloz que el R8.
El R8 es fácil de conducir rápido. El motor central permite que gire plano y todo se envuelve en torno al conductor. Te sientes unido al coche, como uña y carne, en un cohete. La dirección es rápida y precisa, pero bastante pesada en un tramo urbano donde, por cierto, te sientes observado por todo el mundo. Ante eso no queda más remedio que poner una sonrisa. Si bien es algo que puede divertir al principio acaba resultando agotador en el día a día…
Le pregunto a mis compañeros qué piensan de él. Me quedo atónito con la respuesta de Dani: “Si fuese un millonario ruso, sería el primer coche que le comprase a mi hijo. Si fuese un futbolista que quiere un coche fácil de conducir pero llamativo, también. Como amante de los coches, la verdad no sería una opción…” A mí, personalmente me tiene cautivado. Es un coche en el que te sientes como en casa y transmite, ante todo, seguridad en cualquier circunstancia de conducción. Es dócil y permite ir rápido sin apenas esfuerzo.
El R8 lleva conmigo unos días en casa y lo tengo bien calado… A la primera de cambio paramos e intercambiamos juguetes. Me siento en los semibaquets bicolor rojos y negros del McLaren y la postura de conducción es totalmente diferente. Vas en una posición más baja y, como es algo más estrecho, más cercana a tu acompañante. Los asientos del McLaren resultan más ajustados, más de competición. Antes incluso de comenzar la marcha ya adviertes que te van a sujetar de miedo…
Perfección tecnológica, el McLaren 12C
El interior futurista es el mismo que anteriormente había conocido… y me encanta. Las levas son más alargadas y con un tacto más mecánico cuando haces clik-clak, a diferencia de las del R8 más pequeñitas y asistidas, como de juguete. El salpicadero se resume en una pantalla de grandes dimensiones, de unas medidas parecidas a las de un iPad en posición vertical y desde donde se manejan todos los controles, excepto los relativos al aire acondicionado, que han sido desplazados a las puertas.
Aquí no hay ninguna llave que girar para devolver al V8 a la vida, basta con pulsar el botón “start engine” en el centro del tablero de mandos. No te deja indiferente, el escape del 12C parece estar configurado de una forma más rabiosa al ralentí que el R8. Pero, al acelerar en vacío, no queda duda que el V10 atmosférico del Audi cuenta con dos cilindros más que el inglés… Es diferente. El sonido del McLaren también es de mala pécora, pero tiene un toque menos bronco, más sintético.
Mientras que el R8 tenía dos modos de funcionamiento —normal y Sport—, en el 12C hay un tercero denominado –Track-. Una vez seleccionado este programa para el motor y el intermedio para la suspensión hay que presionar el botón “Activate”. No nos vamos a andar con medias tintas… ¿Podrá seguirnos el ritmo el R8?
El modo “Track” sí que produce escalofríos. Salgo como un tiro. El 12C se siente algo más pragmático, más preciso y rápido. Es más parecido a un coche de carreras. Y es que mientras el Audi R8 emplea un chasis de aluminio de 210 kg, el 12C cuenta con un sofisticado monocasco en fibra de carbono —unido a dos subchasis de aluminio—de 80 kilos. El inglés marca en la báscula 1.434 kilogramos… y eso hace que se sienta más ágil en la carretera. Ya lo dijo el mítico Colin Chapman: “No me des un caballo de más, dame un kilo de menos”. Pues bien, el de Woking, tiene 286 de menos…
Lo mejor del McLaren es que su V8 no parece un motor turboalimentado. Estirarlo hasta 8500 vueltas, una cifra más propia de un atmosférico, es realmente emocionante… Para que te hagas una idea el Audi R8 alcanza 8700 vueltas… prácticamente igual. Las diferencias radican en que el R8 es algo más lineal en la forma en la que entrega la potencia, y el 12C tiene más patada a razón del mayor par motor aportado por los dos turbos. Algo bueno debían tener esas dos turbinas… Y encima consume menos y puedes dosificar la potencia de forma estupenda.
El McLaren es tracción trasera, pero ofrece tanto grip que, si no has leído la ficha técnica, podrías creer que es tracción total. Al R8 le pasa lo contrario: por la distribución de pesos y el reparto de la potencia se comporta como un tracción trasera cuando, sin dosificar, el eje trasero intenta sobrepasarte a la salida de las curvas.
Creía que los frenos carbocerámicos del R8 no podían ser mejor, pero los de acero del McLaren —en combinación con el aerofreno— se comportan estupendamente. Lo que sí tengo claro es que la suspensión del 12C está mejor resuelta en líneas generales que la del R8. Parece digerir de mejor forma las sorpresas que te encuentras en el asfalto… Al igual que la dirección, mucho más liviana al callejear… algo que se agradece en vehículos tan anchos.
He podido conducir ambos vehículos en circuito y la sensación experimentada ha sido que mientras el R8 va sobre railes, provocando sensaciones más pausadas en su conductor, el McLaren es más visceral y rápido… Gracias a un autoblocante electrónico y un control de tracción realmente bien puestos a punto apenas hay pérdidas de motricidad en el británico. Pero cuando sobrepasas sus límites o lo fuerzas en exceso tiene cierta tendencia a salirse de sus casillas y deslizar durante una fracción de segundo. Hasta aquí todo es normal…
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El problema es que la electrónica te devuelva bruscamente a tu sitio. En el R8 tampoco tienes que hacer corrección alguna con el volante. Pero, mientras que el McLaren intenta recuperar violentamente la adherencia perdida, el control de tracción del Audi te trata de una forma más sutil, acorde con las sensaciones más pausadas que antes comentábamos.
Pero claro… toda esta historia ocurre en circuito. Como el 99% de las ocasiones estos vehículos serán conducidos en la vía pública, apenas algún conductor se percatará de diferencias tan sutiles sin un uso tan extremo. En carretera abierta el agarre es interminable para ambos y el 12C se aferra al asfalto de forma negligente.
Sin duda el 12C es dinámicamente superior. Tiene un paso por curva mucho más rápido, pero esa virtud es palpable en circuito… en carretera se evapora. Aunque pueda parecer desmedida la diferencia de 100 CV entre ambos vehículos, en la práctica no es para tanto. Quizás si hubiésemos realizado esta comparativa en una pista, la paliza del 12C podría haber sido mayúscula. Pero no ha sido el caso…
El R8 es, quizás por sus líneas, para una persona más estrambótica. Llama algo más la atención. El McLaren resulta más exclusivo y elegante… Pero es difícil decir cual de los dos es mejor. Son distintos. En carretera abierta el McLaren no está muy por encima del R8… pero el R8 tampoco es mejor que el McLaren. Ambos están bastante parejos.
Pese a que el Audi R8 pueda ser mucho más prehistórico, es casi tan perfecto como el McLaren y prácticamente igual de emocionante… No es mejor, pero es 57.500 euros más barato. Por eso, para mí, la balanza la decantaría el Audi R8 por la cuestión del precio… Si no consideramos lo que hay que desembolsar por ellos, no cabe duda que el McLaren 12C está por encima en dinámica y técnica.
Es el precio que tienes que pagar por la tecnología del inglés. La gente de Woking ha puesto toda la carne en el asador con los conocimientos adquiridos en F1 durante años: lleva multitud de innovaciones que hacen parecer viejuno al R8. Solamente la solución del bastidor en fibra de carbono está valorada en 6000 euros. La decisión final está en tu mano…