La publicidad en los coches suele ser de gran calidad comparada con la de otros productos, y no es casualidad. Un coche es un producto caro y si consigues convencer a alguien de que lo compre, los beneficios serán bastante mayores que los de un detergente, por ejemplo.
Sin embargo la mayoría estamos acostumbrados a ignorar la publicidad, o al menos intentamos pensar racionalmente y darnos cuenta que el coche se lo estamos comprando a la marca, no a la agencia de publicidad.
Pero para mí hay una excepción: anuncios de BMW en televisión. Especialmente estos dos hacen que un escalofrío me recorra el cuerpo y mi cerebro suba a BMW en mi clasificación mental de marcas que me gustan. Lo sé, no debería ser así, pero no lo puedo evitar.
Posiblemente ya conoceréis los anuncios, el primero es el que relata una serie de características que son admiradas de los coches y no deberían, con perlas como los que creen en el coche capaz de despertar envidias… quizás no han entendido nada, y el segundo es del BMW Serie 7 que habla de las imperfecciones de los humanos.