El momento ha llegado. Aquí está el nuevo Bugatti Chiron, revelado en todo su esplendor, con datos oficiales. Segundas partes nunca han sido sencillas, y llenar los zapatos de un coche como el Bugatti Veyron no es una tarea sencilla. Más que nada porque unánimemente, ha sido considerado el mejor coche del mundo durante años. El nuevo Bugatti Chiron revalida el título del Veyron, con una técnica apabullante en un paquete si cabe más refinado y lujoso. Sin más dilación, pasen y vean: de nuevo, al estándar mundial de hiperdeportivo.
1) Un diseño evolucionario, con guiños al pasado
El Bugatti Chiron es similar al prototipo presentado en el Salón de Frankfurt. Una mirada poderosa, con unas ópticas LED capaces de intimidar a cualquier habitante del carril izquierdo de la Autobahn. Un coche muy bajo, con un aspecto más agresivo y maduro que el Veyron, que a su lado parece un adolescente que necesita hacer más ejercicio. El Chiron ha pasado por el gimnasio, y sus curvas musculosas lo delatan. El perfil lateral es un claro guiño a máquinas como el Type 57 Atlantic, con formas clásicas, similares a una gota de agua.
Veremos mucho la zaga del Chiron, ya que nos adelantará siempre. No intentéis seguirlo: su punta de 420 km/h queda fuera del alcance de los mortales. Sí veremos su enorme difusor trasero, que parece inspirado en un coche de competición, y una firma lumínica muy característica: una enorme barra horizontal de LEDs – de 1,6 metros de ancho. Al igual que el Veyron, hace gala de un spoiler que se eleva en función de las necesidades aerodinámicas del coche, actuando como aerofreno. El ejemplar presentado está pintado en el mismo azul de los Bugatti clásicos.
2) Relojes analógicos y minimalismo en su interior
Valoro muy positivamente el interior del Bugatti Chiron. Es muy sencillo, muy simple, incluso minimalista. Bugatti no quiere apabullar a sus clientes con cientos de botones o complicadas pantallas digitales, personalizables de mil maneras diferentes. Es un interior en el que el lujo es su minimalismo, sin dejar a un lado una calidad de terminación al máximo nivel. La consola central sólo agrupa los controles de climatización, en una fina barra de fibra de carbono, junto a una palanca de cambios convencional.
La instrumentación del Bugatti Chiron es sencilla, con un velocímetro analógico en posición central, inmóvil. Es una declaración de intenciones: su punto central son los 250 km/h, y la escala llega hasta los 500 km/h. A sus lados, dos pantallas TFT con información sobre los modos de conducción e infoentretenimiento, así como el clásico potenciómetro, que llega hasta los 1.500 CV. El volante nos recuerda a los Porsche 911, con un «manetino» incorporado para sus diferentes modos de conducción y un botón dedicado al Launch Control.
Una pequeña fila de LEDs situada en el techo separa las plazas delantera, en forma de lágrima. Otro guiño al pasado de Bugatti.
3) Un prodigio de la técnica…
Podría decirse que el Bugatti Chiron es una evolución del Veyron, pero sería ser injustos. Es un coche que sigue su misma filosofía, y aunque emplea partes similares – como es el caso del propulsor – tildarlo de un lavado de cara sería incorrecto. Es un coche completamente nuevo, y al igual que su predecesor, establece un sólido dominio técnico sobre todos sus rivales. Quizá no impresiona tanto como nos conmovió el Veyron hace más de una década, pero no nos debemos confundir. En Bugatti no han perdido el tiempo.
Su chasis monocasco de fibra de carbono es tan rígido como el de un LMP1 de Le Mans, por ejemplo. Su propulsor 8.0 W16 emplea un nuevo sistema de turboalimentación por partida cuádruple. Tiene cuatro turbos twin-scroll, con un actuador eléctrico que desata el verdadero potencial del sistema bajo una aceleración intensa. Si vamos de paseo, sólo estaremos usando dos de los cuatro turbocompresores. Con un nuevo sistema de escape, gestión electrónica y admisión de fibra de carbono, este W16 saca pecho en el banco de potencia.
Desarrolla 1.500 CV a 6.700 rpm, acompañados de un demoledor par máximo de 1.600 Nm entre las 2.000 rpm y las 6.000 rpm. La potencia pasa a las cuatro ruedas mediante una caja de cambios DSG de doble embrague y siete relaciones, muy diferente a la de un Volkswagen Polo. De nuevo, Bugatti se asocia con Michelin para el desarrollo de los neumáticos del Chiron. Su compuesto especial es capaz de soportar puntas superiores a los 400 km/h, con unas medidas 355/25 R21 para el eje trasero y 285/30 R20 para el eje delantero.
El equipo de frenado está compuesto por pinzas de titanio y ocho pistones en el eje delantero, que abrazan discos de freno de 420 mm de diámetro en el eje delantero. La aerodinámica del Bugatti Chiron es activa, con un alerón trasero de ángulo y altura variable. En su modo de velocidad punta, tiene un coeficiente aerodinámico mínimo de 0,35, que puede aumentar hasta 0,59 con el aerofreno desplegado. Sus ópticas delanteras canalizan aire a los frenos, y el enorme hueco esculpido en su zaga cumple dos funciones: da salida al calor generado por el motor y aporta estabilidad a alta velocidad.
4) …al servicio de unas prestaciones arrolladoras
Toda esta técnica se pone al servicio de unas prestaciones apabullantes, hercúleas, arrolladoras. El 0 a 100 km/h cae en menos de 2,5 segundos, pero quizá impresiona más el hecho de que haga el 0 a 300 km/h en menos de 13,5 segundos. El Koenigsegg One:1 hace el 0 a 300 km/h en 11,9 segundos. El Chiron tendrá difícil superar dicho dato, pero los «menos de 13,5 segundos» aún no son definitivos. Son prestaciones en cualquier caso difíciles de comprender por el común de los mortales. ¿Qué hay de su velocidad?
El Bugatti Chiron tiene una velocidad máxima de 420 km/h, limitada por electrónica para su uso en carretera. En su modo «Handling», destinado a circuito – con mayor carga aerodinámica – la punta del Chiron se limita a 380 km/h. ¿Quiere esto decir que será un coche más lento que el Bugatti Veyron Super Sport? No, amigos míos. Su modo Top Speed – que se activa usando una llave especial – explota al máximo sus prestaciones, reduciendo el coeficiente aerodinámico en busca de la velocidad más alta en un vehículo de producción.
Bugatti no ha admitido cual es su punta sin limitador electrónico, pero estoy seguro que el circuito de Ehra-Leissen tendrá un inquilino próximamente. Bugatti organizará un evento de relaciones públicas de enormes proporciones al respecto del futuro récord, no os quepa duda. ¿Acaso iba Bugatti a admitir que su nuevo hiperdeportivo es más lento que el Veyron?
5) Con cinco modos de conducción, como nunca antes habíamos visto
Comfort, Normal, Sport. Incluso los utilitarios tienen esos modos de conducción. Los del Bugatti Chiron son mucho más especiales. ¿Qué tal suenan Lift, Auto, Autobahn, Handling y Top Speed? El modo Lift eleva ligeramente la suspensión y se usa a velocidades menores de 50 km/h, para subir el coche a un remolque o pasar por encima de un resalto. El modo Auto no requiere de explicación, mientras que el modo Autobahn se activa a partir de los 120 km/h: suaviza la suspensión para permitir cruceros relajados a alta velocidad.
El modo Handling es el más interesante de todos. Todo el coche tensa sus músculos, preparado para un asalto al circuito. Bugatti ha trabajado duro en hacer del Chiron un coche que se desenvuelve mejor en circuito. La aerodinámica favorece la carga aerodinámica, y su sistema de tracción total permanente – con diferenciales electrónicos – permitirá que el coche se deslice, facilitando el drifting. Cuánto daño ha hecho el Ford Focus RS a la industria del automóvil – entendedme, es un comentario jocoso.
6) ¿Su precio? 2,4 millones de euros, como mínimo
El cliente medio de Bugatti tiene 64 coches, tres jets privados y tres helicópteros. Un tipo de cliente al que no le molesta lo más mínimo que la gama Chiron arranque en 2,4 millones de euros. El mantenimiento del Chiron se espera prohibitivo, a la altura del estátus del coche, como ya hemos podido comprobar con el Veyron. La producción se limitará a 500 unidades, de las cuales 120 ya han sido vendidas. Un último apunte: el Grupo Volkswagen ya no perderá dinero con cada unidad producida, como fue el caso del Veyron. Se espera un pingüe beneficio de su producción artesanal.
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