La belleza es algo subjetivo. Y mi intención no puede estar más lejos de tratar de definir lo que es bello, y lo que no lo es, y emitir juicios de valor a este respecto sobre un automóvil. Pero lo que entendemos por belleza también está basado en cánones que desde los tiempos de la Grecia clásica, como la simetría y las proporciones, se han considerado armoniosos y bellos. Y definitivamente el todoterreno que nos ocupa no cumplía con ninguno de ellos.
Los otros Mitsubishi Pajero nipones
El Mitsubishi Pajero ha sido uno de los grandes emblemas de Mitsubishi y de lo que debe ser un auténtico todoterreno. Pero su trayectoria en Japón, desde su lanzamiento en 1982, fue mucho más prolongada y extensa que la del Montero que tuvimos la suerte de conocer en España. La racionalidad nipona llevaría a Mitsubishi a extender la gama Pajero con dos todoterreno mucho más compactos, sencillos, y económicos en todos los sentidos.
Porque el Pajero también dispuso de un todoterreno en miniatura, muy en miniatura, más racional y económico incluso que lo que hoy entendemos por 4×4 asequible, bajo la idea de vehículos todoterreno como el Suzuki Jimny.
Un Mitsubishi pajero… en miniatura
En 1994, Mitsubishi lanzaba el Pajero Mini, un todoterreno ultra-pequeño que no renunciaba a la tracción total. En 1995 nacía el Pajero Junior, algo más grande y práctico, pero mucho más pequeño que el Mitsubishi Pajero y con la plataforma del Mitsubishi Minica, y no del Pajero original.
El Pajero Junior también disponía de tracción a las cuatro ruedas, pero se conformaba con un diminuto motor de cuatro cilindros en línea y 1.094 centímetros cúbicos, que pese a todo debía ser divertido y suficiente, con 16 válvulas, 80 CV de potencia a 6.500 rpm y a elección del consumidor un cambio manual de cinco velocidades o un automático de tres. Alcanzaba los 135 km/h.
Sin que hayamos tenido la suerte de probarlo, a pesar de todo debía ser un buen todoterreno. Necesariamente debía tener buenas cotas, 3,5 metros de longitud, una batalla de solo 2,2 metros, disponía de tracción total y marcaba en la báscula menos de 1.000 kilogramos. Era un verdadero Peso Mosca.
El «carlino volador»
Mitsubishi decidiría entonces dar luz verde a diferentes ediciones especiales, entre las que nos encontraríamos con el 4×4 que hoy nos ocupa, un Mitsubishi Pajero Jr Flying Pug – literalmente su nombre significa el carlino volador – que la propia marca defendió en sus campañas publicitarias por su «estética de taxi londinense». Mitsubishi entendió que esta estética podría ser atractiva para su público en Japón.
La comunidad de Silodrome recuperaba esta historia para hablarnos de este Pajero tan peculiar y de una unidad que ha llegado hasta nuestros días con poco más de 100.000 kilómetros.
Se trataría de un Flying Pug que fue exportado a Estados Unidos y, sin duda, uno de los todoterreno más exclusivos que debe haber en Estados Unidos. Ya no solo por haber sido importado en Estados Unidos, o por su volante a la derecha, sino porque de las 1.000 unidades que había previsto Mitsubishi producir en edición limitada solo se producirían 139.
The original plan for the Mitsubishi Pajero Jr “Flying Pug” was to complete a production run of 1,000 examples, but it proved so woefully unpopular that just 139 were made before production was shut down.https://t.co/gSdAMnBmBm pic.twitter.com/TYnCo6glLG
— Silodrome (@Silodrome) May 1, 2024
Si os queréis deleitar, disponéis de más imágenes de este Mitsubishi Pajero Jr Flying Pug en la web de Mecum Auctions, en la que se anuncia que será subastado el 16 de mayo.
Insisto en que esta es una opinión muy subjetiva, pero no parece que los faros redondos y una parrilla triangular encajasen armoniosamente en la estética de un todoterreno. Por si no fuera poco, entendemos que este diseño debía penalizar necesariamente sus cotas y cualquier posibilidad de afrontar alguna prueba todoterreno sin temor a romper nada.
Mitsubishi Montero 
