Hay muchas formas de ver la evolución de un gigante como el Bugatti Veyron. Una forma de verlo es como una evolución desde lo más pequeño hasta lo más grande. Empecemos a comparar: una pequeña moto de trial de un cilindro puede andar por los 500cc. Si doblamos esa cantidad, estamos en una moto de trial deportiva con 1000cc. En los 2.0 litros, el TFSI del Volkswagen Golf. Doblando esa cantidad, los 4.0 del Volkswagen Passat W8. A partir de aquí, situaríamos el 8.0 del motor W16 del Veyron. Y más adelante, ¿un posible motor 16.0 W32? Es decir, que juntando 16 motos de trial convencionales alcanzaríamos la cilindrada del Veyron.
Más datos curiosos. El motor del Veyron necesita 10 radiadores para poder mantenerlo a una temperatura adecuada, aunque en los primeros prototipos se llegaron a utilizar 27. Su creación tampoco fue normal. El modelo de propulsor original era el de 16 cilindros en M. Esta distribución de los cilindros sufría de problemas de combustible y de ensamblaje de piezas. Sin embargo, en un momento de inspiración el ingeniero jefe de Bugatti, Lars Munch, pensó en colocar los cilindros en forma de W, con lo que la mayor parte de los problemas se solucionaron.
Vía: GermanCarBlog