Todo el mundo en su infancia ha jugado con coches a hacer carreras por la alfombra o a competir con sus amigos. Si a mi me hubieran dicho con 13 años que podría conducir uno de esos deportivos que yo tenía en la estantería no me lo creería. En este caso, el afortunado chaval ha podido probar un Ferrari Enzo en un aparcamiento.
¿Os imaginais qué les puede contar a sus compañeros de autoescuela cuando se vaya a sacar el carnet?
Vía: MotorPasión