Es la segunda vez que puedo ver y tocar el que para mí es el mejor deportivo de todos los tiempos, el Ferrari F40. La primera vez fue en el Tour 60 aniversario de Ferrari (por cierto estoy casi completamente seguro que es el mismo Ferrari F40 que pude fotografiar en esa ocasión). Se nota que fue el último coche en el que Enzo Ferrari plasmó su fantasía, es realmente increíble ver ese diseño que tiene cerca de 25 años, y al que pocos coches actuales pueden acercarse.
Además, el F40 desprende a raudales algo que el resto de coches del Salón de Vigo no tienen: sentimiento. En cada detalle del coche se nota el mimo que pusieron en 1985 (año de fabricación de esta unidad) los operarios de la fábrica de Ferrari en Maranello, como se puede ver en las siguientes fotos:
Realmente no parece un diseño de hace un cuarto de siglo.
Detalle de los logos, pintados y lacados artesanalmente, como la totalidad de elementos del coche.
Se nota que el tiempo hace mella en el F40, la fibra va perdiendo su forma original.
¿Cómo pueden resultar tan atractivos unos pilotos de formas tan cuadradas?
La tapa del motor, construída en policarbonato. Originalmente era transparente, pero el tiempo hace justicia. El tiempo y el tremendo calor que se desprende de ese majestuoso V8 biturbo, unos de los motores más rabiosos que se recuerdan.
Otro detalle que plasma el carácter artesanal del F40, el sistema de apertura con un bombín normal y corriente.
Llamadme viejo, pero prefiero este F40 a un Enzo Ferrari, o un McLaren F1 a un Mercedes SLR McLaren… cuestión de gustos.
Haciendo click en las fotos podréis verlas con mayor resolución. Muchas gracias al stand de Beny Fernández por la colaboración ofrecida.
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