Este es sin duda un tema curioso al menos, por mezclar legalidad con propiedad privada aparentemente al 50%. Al final parece que uno no es totalmente dueño del producto de una marca siempre que sus acciones puedan afectar a la imagen de la misma. Ferrari parte de este supuesto al pedirle a un propietario de uno de sus vehículos que retire todos los anagramas que estén relacionados con el fabricante italiano.
Este propietario se llama Dan Cawley y es un ciudadano británico que desarrolló una limusina basada en el Ferrari 360 Modena. Básicamente, añadió una zona central fabricada en fibra de carbono que alarga la carrocería hasta los 6 metros (3 metros más) aunque mantiene tanto el famoso caballo así como el resto de los anagramas de Ferrari. La mecánica sigue siendo la misma, permitiendo que esta limusina “ligera” alcance los 267 km/h.
La firma de Modena emprenderá acciones judiciales contra este inglés si no retira estas distinciones, puesto que consideran que los cambios son suficientemente importantes como para que ya no se pueda considerar un modelo de Ferrari. Desconozco cómo son las leyes en este aspecto, aunque me imagino que entra dentro de la posible la valoración de la preparación como “vulneradora” de la imagen de Ferrari.
Vía: carscoop
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