El CLK 63 AMG Black Series de Mercedes es ya de serie uno de los Mercedes más eficaces de todos los tiempos. Su apellido Black Series indica que se trata de una versión aún más radical que las AMG gracias al su mayor ligereza y retoques para mejorar su comportamiento. El V8 de 6.2 litros atmosférico entrega unos brutales 507 CV de serie, suficientes para que el biplaza acelere de 0 a 100 km/h en 4.2 segundos y pueda alcanzar los 300 km/h.
Y en Kicherer parece que les sabía a más bien poco. Para que sea aún más rápido alrededor del Nürburgring Nordschleife (menos de 8 minutos de serie) se han encargado de aumentar la potencia del V8 hasta los 540 CV mediante una reprogramación de la ECU, por lo que se reduce en una décima el 0 a 100 y la velocidad punta rebasa los mágicos 300 km/h. El par máximo ahora alcanza los 620 Nm y un ingeniero procedente del DTM se ha encargado de afinar el chasis del CLK.
Otra curiosa modificación es la adición de dos plazas traseras fabricadas en fibra de carbono, para poder llevarse hasta a tres amigos al circuito y poner en aprietos al GT3 RS de turno. Visualmente han sido discretos y elegantes, optando por unas preciosas llantas negras de aleación ligera Kicherer RS-1 y han añadido elementos en fibra de carbono a la carrocería: spoiler, una nueva calandra y detalles en los parachoques. Para reducir aún más el peso del amenazador deportivo se sustituyen paneles interiores y asientos delanteros por otros realizados también en carbono.
Vía: Motorpasión
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