Caterham nos tiene acostumbrados a coches que se disfrutan tras el volante, perfectos para unas tandas en circuito ya que son extremadamente ligeros y por tanto cuentan con una gran relación peso-potencia. A pesar de poder usarse perfectamente en las carreteras (son matriculables) no son precisamente el paradigma del confort o la seguridad. Es por ello que Caterham ofrece desde hace 15 años los CDX (Caterham Driving Xperience).
Los CDX son track days en los que los participantes pueden exprimir sus Caterham en circuito, con menos riesgo y mayor factor de diversión. Es una tendencia en aumento también entre otros fabricantes como Renault pero los ingleses empezaron mucho antes. En tales cursos los asistentes también pueden aprender a hacer drifting con sus livianos vehículos propulsados y técnicas de conducción. La experiencia ideal para un fin de semana empapado en gasolina. Para celebrar los 15 años de esos eventos se lanza una edición limitada del Seven, el CDX.
El Caterham Seven Roadsport CDX nos deleita con una mirada nostálgica al pasado ya que vuelve a usar el propulsor K-Series de origen la desaparecida MG Rover y convenientemente afinado por Caterham. La potencia es de 135 CV pero con un peso que roza la media tonelada y 5 marchas muy bien escalonadas podemos esperar un 0 a 100 en menos de 6 segundos y una velocidad máxima cercana a los 200 km/h. Aunque no me gustaría llevar un Caterham a 200 km/h, la protección contra los elementos y el viento es prácticamente nula, amén de ser un coche nervioso al límite.
Caterham conoce la radicalidad de su deportivo, y aunque lo pueda parecer, ese factor se explota convenientemente con buenos resultados económicos. Se producirán sólo 20 Caterham Seven CDX, que costarán en Inglaterra 20.495£, aproximadamente 26.000 euros. Está equipado con “comodidades” como una capota y arranque por botón, y me atrevería a decir que nada más, como ayudas al control contamos con ABS y un diferencial autoblocante que proporciona una eficacia extra en circuito.
Vía: Car Magazine
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