Cuando un nuevo coche alcanza el mercado siempre pasa un cierto tiempo hasta que algún preparador avezado se decide a retocar aspecto y mecánica. La situación es delicada, y las expectativas suelen ser altas, el preparador debe estar tan preparado para las mejores como las peores críticas. El nuevo Citroën C5 es un novato en la escena del tuning y los chicos de Musketier son unos valientes pioneros que han modificado la estética sobria del alemán francés para un look más deportivo y han suministrado esteroides a la mecánica.
Las diferencias visuales respecto a los C5 de serie son prácticamente nulas. La carrocería permanece inalterada, siendo los únicos aditamentos exteriores unas nuevas llantas de 20 pulgadas calzadas con neumáticos de sección 245 y cuatro colas de escape en la zaga. Cuatro colas, tal y como un BMW M3. ¿Excesivo? Es cuestión de gustos, a mí me parece que no desentonan para nada con el aire deportivo de la preparación, pero me temo que sólo una de ellas será funcional.
Desde 799€, Musketier ofrece un salto prestacional para los motores 2.2 HDi y 2.7 V6 HDi. Hasta 37 CV y 100 nm de par puede ganar el motor turbodiésel V6 situándose en 240 CV y 540 Nm de par máximo, con toda seguridad rebajando los 9 segundos en el 0 a 100 km/h. El motor 2.2 HDi de 173 CV incrementa su potencia en 28 CV, alcanzando los 201 CV. Las mejoras mecánicas se complementan con una suspensión rebajada en 35 mm, diseñada para otorgar al C5 Musketier un mejor comportamiento dinámico.
Vía: autoblog.nl
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