A principios de año, Tata, el gigante indio del motor, anunció la compra a Ford de tres emblemáticas marcas británicas, Jaguar, Land Rover y Daimler, por alrededor de mil millones de libras (que se dice pronto). Tras semejante desembolso es obvio pensar que los nuevos dueños tratarán de potenciar dichas marcas, y para ello Ratan Tata, máximo dirigente de la marca india, ha anunciado su interés por reflotar la marca británica de superlujo Daimler, que estaría destinada a competir con Rolls-Royce y Bentley.
Daimler es una marca centenaria – su fundación data de 1.896 – que siempre ha estado asociada a la Familia Real Británica, de hecho, en 2.002 la Reina Isabel II recibió un Daimler Super V8 exclusivo como obsequio. Es junto a Rolls-Royce y Bentley la marca que tradicionalmente ha estado ligada a la Casa Real de Windsor, y por ello goza de una magnífica reputación como constructor de superlujo.
Los planes de Tata han marcado un objetivo de inversión cercano a los mil millones de libras para desarrollar nuevos modelos de las marcas británicas adquiridas a Ford, por lo que es probable que parte de ese dinero se dedique a desarrollar una nueva limusina de superlujo abanderada por Daimler que pueda hacer frente a Rolls-Royce y Bentley. Los planes de ventas centran sus objetivos en los mercados británico, ruso, asiático y de Oriente Medio.
En la actualidad Daimler no es lo que fue en el pasado, una marca independiente con suntuosos modelos propios, sino que se tiene que conformar con realizar versiones algo más exclusivas del XJ, la berlina de gran lujo de Jaguar, cuyo último modelo se comercializa en el mercado desde 2.005 bajo la denominación Super V8 a un precio algo superior a los 130.000 euros.
Está construido sobre la base del Jaguar XJ de batalla larga y equipa un motor V8 de 4,2 litros disponible en versión atmosférica o sobrealimentada por compresor. La versión atmosférica entrega 298 cv y 41,9 kgm con lo que acelera de 0 a 100 km/h en 6,6 segundos, por su parte, la versión sobrealimentada entrega 396 cv y 55,2 kgm, acelerando de 0 a 100 km/h en 5,3 segundos. En ambos casos la velocidad máxima está limitada electrónicamente a 250 km/h.
Vía: The Times