Cuando cualquier fabricante lanza al mercado un nuevo vehículo, siempre tendemos a pensar en primer lugar, ¿cuántos caballos tiene? ¿acelera de 0 a 100 más rápido que su predecesor? ¿cuál es su consumo de combustible? Siempre se trata de una guerra de cifras, y un coche debe encontrar su hueco en el mercado mejorando en calidad, siendo más potente que su predecesor y especialmente estos últimos tiempos, siendo más respetuoso con el medio ambiente, por tanto contando con un menor consumo de combustible.
El lema de los fabricantes debería ser, “Corre para no moverte de tu sitio”. La competencia es muy dura y las expectativas del público son cada vez más elevadas. Tomemos como ejemplo al nuevo Audi S4, conocemos que usará un 3.0 TFSI, un motor V6 con compresor y 350 CV, en lugar del anterior V8 atmosférico de 354 CV. Las prestaciones serán iguales o mejores que las de su predecesor y sale beneficiado en cuanto a consumos dada su menor cilindrada.
Y a pesar de ello, parece mentira que en algunos foros de Audi y en comentarios por la web, haya gente vea el nuevo S4 como un paso atrás, dado que se especulaba con una versión potenciada del 4.2 FSI y se hablaba de alrededor de 370 CV. Todo esto por tener cuatro irrisorios caballos menos de potencia. Quizá es la sociedad de consumo quién nos ha acostumbrado a la cultura del “más” y hace a los clientes demasiado exigentes.
La potencia en caballos de un coche, a pesar de no ser la cifra comparativa más relevante en un coche, simplemente es la referencia. El equipamiento y el precio son factores muy relevantes a la hora de comparar distintos vehículos y aspectos como el par motor o los desarrollos del cambio de marchas influyen de manera directa en las prestaciones, pero es innegable que se tiende a pensar que el coche X es mejor que el coche Y porque tiene Z caballos más.
Los principales productores mundiales de automóviles y sus departamentos de marketing saben que las versiones más deportivas de sus coches son las más sensibles a la evaluación del público, por lo que últimamente se han enzarzado en una guerra de potencia en todos los segmentos posibles. No sólo los superdeportivos son cada vez más potentes, las berlinas deportivas, SUV, compactos e incluso pequeños utilitarios son más rápidos y potentes que nunca.
A continuación, un análisis por segmentos y estudio de la problemática de cada uno de ellos.
Utilitarios
En el segmento de los utilitarios, coches diseñados para las ciudades y contar con un pequeño consumo de combustible tenemos ya varios ejemplos muy radicales. En los años 90, los más deportivos, como el Peugeot 106 GTI, no pasaban de los 125 CV y gracias a su ligereza tenían unas prestaciones y manejabilidad impresionantes. Hoy en día muchos llegan a los 200 CV, como el Renault Clio RS (200 CV) o el Opel Corsa OPC (192 CV) y el futuro Alfa Romeo Mi.To GTA contará con un motor 1.75 turbo de 230 CV de potencia.
Estoy de acuerdo en que hoy en día son más pesados que nunca, debido a su mayor equipamiento y son más seguros que nunca dados sus avanzados sistemas de seguridad pasiva y activa, pero, ¿son racionales más de 200 CV en un utilitario? ¿Alguien va a exprimirlos a fondo de manera habitual? Es evidente que no todos sus dueños podrán disponer de un circuito en el que pisar a fondo a sus pequeños bólidos y no todos dispondrán de la habilidad de hacerlo de manera segura.
El problema comienza cuando un fabricante se desmarca, lanzando al mercado un utilitario con más caballos que todos los demás. La manada sigue al líder y en poco tiempo algún advenedizo supera al antiguo líder. Si no estás a la altura, el público y los departamentos de marketing se asegurarán de que pierdas puestos y prestigio en el ranking de fabricantes. Pero creo que se está empezando a llegar a los extremos.
A pesar de ello, no creo que lleguemos a ver utilitarios con tracción integral y 300 CV, ya que no muchos estarán dispuestos a pagar 30.000€ por un vehículo de 4 metros. Y si pudieran, no muchos tendrían las manos o la cabeza para tratarlos como lo que serían, auténticas bestias del asfalto. Construirlos sería muy costoso y no olvidemos que es la rentabilidad lo que mueve al sector.
Compactos
En el segmento de los compactos ocurre algo parecido, hoy en día el fabricante que no dispone de un compacto deportivo con más de 200 CV no es nadie. El último Ford Focus RS ya alcanza la barrera de los 300 CV, sin disponer de tracción integral; atrás quedan los tiempos en los que los compactos GTI más potentes no sobrepasaban los 170 CV y atrás quedaron los motores atmosféricos de cuatro cilindros. Los sistemas de tracción integral y la sobrealimentación son el pan de cada día en los GTI.
Subaru planea la edición limitada 380S en su Impreza, un compacto con 380 CV de potencia y un precio a buen seguro mayor de 50.000€. Aquí tenemos un ejemplo de que los límites existen, seriamente, ¿compraríais un compacto por 50.000€ o os gastaríais ese dinero en una berlina deportiva bien equipada? Pero hablamos de una edición limitada, cara y poco accesible para el público. Sin embargo, un Renault Mégane R26 es accesible y en España circulan un buen número de ellos entre la gente joven.
Si Renault no aumentara su potencia en la futura generación y Volkswagen potenciara el Golf GTI hasta los 240 CV, Renault dejaría de vender. La pescadilla se muerde la cola, pero como he dicho antes, los límites los pone el precio y sobretodo la rentabilidad.
Berlinas y familiares
Siempre ha habido berlinas y familiares potentes debido a su naturaleza de vehículo más grande y estable, pero no especialmente deportivos. En los últimos 20 años se ha pasado de 300 CV a los más de 600 CV de las berlinas de filosofía deportiva más potentes de la actualidad. Recuerdo que la razón por la que Mercedes, BMW y Audi limitaron a 250 km/h la velocidad máxima de sus berlinas fue para evitar una escalada de potencia como la que estamos viviendo actualmente.
¿Qué ha pasado? Audi decidió no limitar la velocidad máxima de algunos de sus modelos RS y nació el tiempo de vuelta al Nürburgring como referencia en los deportivos. Por ello, berlinas como el Mercedes S65 AMG alcanzan cifras como 612 CV, el próximo BMW M5 llegará a los 550 CV y Audi ya planea un RS6 Avant Plus con más de 600 CV. Parece que aquél acuerdo de caballeros entre los alemanes premium no fue demasiado efectivo en la práctica.
Cuando hablábamos de compactos y utilitarios, decíamos que el precio era un factor determinante, pero cuando alguien adquiere una berlina de 500 CV, el precio no es un factor tan determinante. A quién adquiere un BMW M5 por más de 100.000€ no le importará tirar un poco más de la cuenta corriente para comprarse un Audi RS6, que tiene 73 CV más. Lo que adquiere ya no es una berlina, es un superdeportivo, con un chasis preparado para soportar cientos de caballos sin inmutarse.
Hasta que el desarrollo de berlinas cada vez más potentes no sea rentable para los fabricantes o existan trabas legales a berlinas con 1.000 CV tened por seguro que la guerra no cesará. Pero nos olvidamos de las siempre presentes normativas de emisiones y precios al alza del petróleo, factores que enfocarán hacia la ligereza y menor potencia a los deportivos. Ahora, ¿cómo explicas al público que tu coche ofrece más rendimiento a pesar de tener 100 CV menos? Los chicos de marketing tienen una dura tarea por delante.
Superdeportivos
Los superdeportivos ya son otro tema, no son coches racionales, ni pretenden serlo. Se diseñan para ser absolutamente excesivos en diseño, extravagancia y por supuesto en prestaciones por lo que no son representativos de la escalada de potencia, aunque es cierto que son más potentes que nunca. Desde que el Bugatti Veyron superó la barrera de los 400 km/h, todos se han lanzado a la caza del Bugatti, todos quieren construir o preparar coches más rápidos.
Pero como en estos terrenos sí que sobra el dinero y sólo importa destacar, ¿cuál es el límite?
SUV
Los todocaminos son un segmento de reciente aparición, pero también plenamente imbuidos en esta escalada de potencia. Recuerdo que cuando el BMW X5 salió al mercado la versión más básica disponía de algo más de 180 CV, hoy en día la versión de acceso a la gama, el X5 3.0d, dispone de 240 CV. Y si nos vamos al límite superior ocurre lo mismo. Hasta hace poco tiempo, las versiones más potentes de los grandes todocamino del mercado no superaban los 400 CV con motores V8 atmosféricos.
Sin embargo el Porsche Cayenne Turbo S tiene 550 CV y el Mercedes ML 63 AMG también supera los 500 CV, hablando de sensaciones deportivas y exclusividad, para terminar ofreciendo prestaciones similares a las de un Lotus Elise con menos de 200 CV. Es lógico dado que pesan dos toneladas y media, pero en mi opinión, mejor ponían a sus SUV a dieta en lugar de seguir lanzando tanques cada vez más rápidos. Y siempre queda el recurso de los preparadores, capaces de potenciar a algunos todocamino hasta los 700 u 800 CV.
En definitiva, la guerra continúa, mientras tanto, reclinémonos en nuestras sillas y disfrutemos mientras podamos de los coches más potentes del planeta. Al fin y al cabo lo que más nos gustan son los coches y ver y escuchar a deportivos es ciertamente gratificante. Y si la conciencia ecólogica llama a tu puerta, un Lightning GT o un Wrightspeed W1 son completamente eléctricos y haciendo gala a su naturaleza, entregan prestaciones electrizantes.