No es ni el primero ni el último caso en el que la casualidad y la fatalidad consigue sacar a la luz actos delictivos, en este caso el de los cargamentos de armas o de drogas ilegales. Con un corto período de diferencia se han producido dos casos curiosos en Brasil: un camión que transporta una supuesta carga legal tiene un accidente y a partir de ahí se reconocen los verdaderos materiales que estaba transportando.
El último caso transportaba supuestamente galletas, un cargamento de lo más alimenticio, y al sufrir el accidente toda la carga se esparció por el suelo mostrando munición para pistolas y ametralladores, ambas inclusivas, así como nada menos que dos toneladas de marihuana. El supuesto conductor del camión accidentado habría huido en otro vehículo que se encontraría “escoltando” el cargamento.
Días antes un suceso similar sorprendía a la opinión pública, que en circunstancias similares arrojó una carga oculta de nada menos que siete toneladas del desgraciadamente popular estupefaciente. En este caso el conductor del convoy perdió la vida en el accidente.
Manifiesto mi total aprecio a la vida, pero a veces hasta parece que fastidia que a estas personas no les acabe ocurriendo algo que al menos impida su maligno “trabajo”. Y por quejarme, también que realmente tenga que ocurrir un accidente para que se descubran cargamentos de droga de semejante calibre. O armamentísticos, que las armas siempre las carga el diablo. Desconozco la capacidad de la policía brasileña pero realmente me produce intranquilidad que estas cosas puedan ocurrir en un país europeo, a sabiendas que hay medios tecnológicos y humanos para atacar con fiereza a las redes del narcotráfico.
Sé que poco tiene que ver ésto con lo que hablamos habitualmente, pero puestos a tener algo de maldad que se accidente todos los camiones y todos los vehículos que se utilicen para hacer tanto mal como éstos.
Vía: lavanguardia
