El ADAC es una importante institución alemana dedicada a la seguridad vial, equivalente al omnipresente EuroNCAP realiza pruebas de todo tipo, tales como un crashtest entre un Fiat 500 y un Audi Q7 o una prueba de resistencia al vuelco en pequeños cabrios. En esta ocasión se ha practicado una exigente prueba del alce a varias furgonetas diseñadas para el transporte de personas: la Volkswagen Caddy y las nuevas Citroën Berlingo y Renault Kangoo.
Normalmente la prueba del alce se realiza a 60-80 km/h y pretende simular una esquiva a alta velocidad, por ejemplo, la aparición en la vía de un objeto, animal o persona. El conductor gira rápidamente a la izquierda para evitar colisionar y tras esquivarlo vuelve a girar a la derecha para volver a su carril y evitar en tráfico del otro carril. En la vida real es una situación perfectamente plausible, por ejemplo si de un camión cae parte de su mercancía a la carretera o un animal irrumpe en la calzada.
La prueba del ADAC es más exigente y se adapta más a la realidad: se realiza a 90 km/h y el volantazo es muy brusco, tal y como un conductor actuaría en la carretera. Para estas furgonetas (al igual que para SUVs y pick-ups) supone un reto mayor ya que su centro de gravedad es alto en comparación con un turismo y corren peligro de vuelco o de que las ruedas pierdan contacto con el suelo.
Los sistemas de control de estabilidad son claves para evitar sustos y accidentes, especialmente en la prueba del alce. Frenan de manera independiente cada rueda y actúan sobre el motor, limitando su potencia. El resultado es un control total sobre el vehículo que evitaría hasta el 30% de todos los accidentes de estar instalado en todos los vehículos que circulan por las carreteras, un avance en seguridad activa similar a la invención del sistema ABS.
Tanto Volkswagen Caddy como Citroën Berlingo superan la prueba con solvencia pero a pesar de disponer de ESP, la Renault Kangoo llega a ponerse a dos ruedas. De no ser su conductor un experto del ADAC, la furgoneta podría haber volcado. El problema radica en la calibración del ESP en la Kangoo: no estaba preparado para una esquiva tan violenta y a tanta velocidad. El ADAC procedió tras la prueba a realizar una reclamación legal contra el fabricante francés.
Renault actuó de manera ejemplar y prometió una actualización del ESP, con resultados plenamente satisfactorios. Todas las furgonetas ya la incorporan y aquellas fabricadas antes del descubrimiento del fallo serán actualizadas sin coste alguno para el dueño en cualquier concesionario. Como curiosidad, a finales de los años 90, la entonces novedosa Clase A de Mercedes pasó a equipar ESP de serie tras varios vuelcos en el test del alce de ADAC.
Vía: thecarfanatic
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