A pesar de que el récord de velocidad en tierra con un “automóvil” está ya en niveles muy complicados de superar, todavía hay espacio para muchas marcas si nos atenemos al tipo de propulsión o de combustible que utilizan. Por ejemplo, con la utilización de hidrógeno y electricidad. En ese segmento trabaja el australiano RMIT (Royal Melbourne Institute of Technology) junto a la alemana Fachhochschule Ingolstadt University of Applied Sciences para desarrollar el Formula H.
Este boceto nos da una ligera idea de su versión “real”, mostrándonos un vehículo alargado con capacidad solamente para el conductor. Su propulsión corre a cargo de la energía proporcionada por el hidrógeno, con la que sería capaz una velocidad máxima de 106 mph (unos 170 km/h). Se puede decir que es una velocidad muy discreta, pero en el marco de los monoplazas propulsados por hidrógeno todavía no se ha alcanzado esa velocidad (o al menos medido oficialmente de cara al Récord Guinness).
A diferencia de otras aplicaciones en las que se utiliza el hidrógeno para conseguir electricidad a utilizar por un generador, en este caso la creación australo-teutona incorpora un motor de combustión que se alimenta del básico elemento. Entre sus características, además de consumir proporcionalmente una menor cantidad de hidrógeno, necesita circular a pocas vueltas para ofrecer la fuerza necesaria para alcanzar el récord. Como ayuda, contará además con un pequeño motor de motocicleta con el que ofrecer más par con un peso extra bajo.
El profesor encargado de este proyecto, Alexander Subic, es bastante optimista con respecto a las posibilidades de este coche monoplaza propulsado por hidrógeno, afirmando que servirá para “mostrar al mundo las posibilidades de esta alternativa tecnológica limpia”. Sus sueños van más allá, aventurando que le gustaría algún día poder ver “a limpia y verde competición de Fórmula 1”.
Vía: motorauthority
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