Hace un mes conocíamos las serias dificultades económicas por las que pasan los principales fabricantes de automóviles estadounidenses, Ford, Chrysler LLC y General Motors. La crisis financiera mundial, en combinación con una política de productos desacertada, un cambio en las preferencias de los consumidores y unos costes salariales elevados han puesto contra las cuerdas a los Detroit 3. La amenaza de la bancarrota es más que cierta, por ello, han pedido ayuda al gobierno de los EEUU.
En conjunto, pedían la nada despreciable suma de 34.000 millones de dólares, lo que les permitiría pagar sus deudas más inmediatas y asegurar una buena liquidez hasta que la administración de Obama tomase posesión y renegociar las ayudas. Tras varias sesiones en el Congreso en las que los máximos directivos expusieron las razones por las que necesitaban las ayudas y un detallado plan de viabilidad, es decir, en qué se iban a gastar los préstamos a bajo interés llegó el momento de votar.
Contra todo pronóstico y a pesar de la férrea oposición de los Republicanos liberales se aprobaron en el Congreso 14.000 millones de dólares en ayudas para los 3 de Detroit. La mayor parte irían destinadas a General Motors y el resto a Chrysler, Ford no tiene por el momento una necesidad inmediata de crédito ya que en 2006 obtuvo préstamos por 24.000 millones de dólares. Todo parecía ir bien y el paquete de ayudas debía pasar la última fase, la votación en el Senado.
Lamentablemente, no ha pasado de dicha fase. 52 votos a favor y 35 en contra no fueron suficientes, ya que se necesitan 60 votos a favor para la aprobación completa del plan. El fallo del Senado se centra en desacuerdos sindicales e ideológicos. En cualquier caso, se ha presionado al Senado para que vuelva a reconsiderar la votación, pero eso no podrá ocurrir hasta bien entrado el mes de enero, cuando la administración Obama tome posesión de sus cargos.
Malas noticias para Detroit pues, ¿qué nos depara el futuro inmediato? No lo sabemos con certeza pero para empezar, General Motors y Chrysler han contratado los servicios de consultores de bancarrota, es decir, planean acogerse al Capítulo 11, Bancarrota. Se trata de un texto legal que permite a las empresas declararse en bancarrota para posteriormente renegociar condiciones sindicales y reflotar la empresa con nuevos inversores, ayudas, o cualquier otra medida.
El Capítulo 11 es una medida desesperada, y la última opción para ambas empresas, pero al mismo tiempo la mejor considerando su actual situación. Sinceramente, desconozco los efectos que tendrá la hipotética decisión de bancarrota pero ninguno es bueno a corto plazo. Se intuye un descenso hasta cero de la cotización bursátil de las acciones de GM y la parada completa de la actividad en ambos gigantes automovilísticos.
Lo que implica que no podrán pagar a sus proveedores, poniéndolos contra las cuerdas, no tienen clientes y al mismo tiempo no pueden cobrar a sus acreedores. ¿Y qué pasa con las empresas del Grupo GM? Opel y Saab mismamente. Al depender de GM Europe desconozco hasta qué punto les afectará la situación en EEUU, pero su continuidad debería ser cierta ya que los gobiernos sueco y alemán tienen preparadas cuantiosas ayudas en caso de problemas.
Dejando a GM y Chrysler al margen, Ford se erige como una fuente de tranquilidad relativa frente a sus competidores. Ford solicitó 9.000 millones de dólares en préstamos en caso de que la situación económica empeorase, y se le denegó tal medida. Por el momento, como antes mencioné, no los necesita, pero si los proveedores de GM y Chrysler empiezan a quebrar, la situación podría ponerse muy difícil ya que muchos de esos proveedores también suministran a Ford.
Desde las tres empresas ya han anticipado una muy mala Navidad, y los mercados financieros ya han registrado fuertes caídas tras conocerse la negación de las ayudas. La única medida que podría garantizar ayudas sería que la Casa Blanca, el Presidente Bush en persona, derivara a Detroit parte de los 700.000 millones de dólares preparados para el rescate de las instituciones financieras norteamericanas (paquete TARP).
Dicha decisión ha causado bastante controversia. ¿Qué es más importante, arriesgarse a la quiebra de tres enormes empresas y la pérdida de millones de trabajos o al colapso financiero del país más fuerte del mundo? Aunque ambos sucesos están relacionados la dimensión del problema para los bancos es mucho mayor. La decisión se hará oficial próximamente, antes de fin de año; el culebrón no ha terminado, mucho me temo que estamos viviendo la introducción.
¿Si finalmente se reciben las ayudas, llegarán a tiempo? Muchos expertos analistas coinciden en señalar que tanto General Motors como Chrysler podrían caer antes de enero, declarándose previamente en suspensión de pagos y que Chrysler no tiene opciones de sobrevivir, con o sin ayudas. Estamos hablando de afirmaciones extremadamente serias y no precisamente derivadas de fuentes poco informadas o fiables.
Todo este problema de los bancos y los fabricantes de automóviles me ha chocado en el sentido de que en unos meses los aparentemente sólidos pilares económicos mundiales se están tambaleando peligrosamente. Siempre ha habido crisis económicas, pero parece que ante un largo periodo de bonanza y un exceso de confianza por parte de las economías en general han llegado los recortes, y de qué manera. Desde Diariomotor os seguiremos informando puntualmente.
Vía: autoblog, egmcartech, worldcarfans, motorauthority, leftlanenews
En Diariomotor: Ford pone Volvo a la venta, Se alzan voces para la nacionalización de Volvo y Saab, Serias dificultades para los fabricantes norteamericanos