La resaca, muchos la hemos padecido alguna vez tras excesoso con bebidas espirituosas y desde luego que no es agradable. En estas fiestas puede ser muy habitual, así como también lo puede ser tener que conducir de vuelta a casa en ese estado corporal tan poco recomendable. Pues bien, la Sociedad Española de Neurología (SEN) acaba de hacer público un estudio que revela que conducir con resaca puede multiplicar hasta por cuatro las probabilidades de sufrir un accidente.
La razón fundamental es que el exceso de alcohol del día anterior – o unas horas antes – aún puede hacernos dar positivo en los test de alcoholemia con su evidente merma de la capacidad de conducción, o en el mejor de los casos, no dar positivo en las pruebas de alcoholemia pero acusar una elevada torpeza al volante. Los efectos de un pasado exceso de alcohol en sangre son tan perniciosos como el propio exceso de alcohol en sangre y al volante podemos sufrir distorsiones visiomotoras.
Es decir, nuestra coordinación pies-manos no estará en su mejor momento y tendremos fallos en nuestra visión espacial, valorando de forma errónea la posición y tamaño de nuestro vehículo. Una persona que conduzca con resaca puede tener problemas para aparcar el vehículo o valorar mal cuando frenar en un semáforo; una notable falta de atención al volante también está presente con resaca. Por tanto, si bebes no conduzcas, y si has bebido procura no conducir con resaca.
Vía: elmundomotor
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