Hace unos 20 años, Charlie Broomfield empezó un ambicioso proyecto artesanal: acoplar un motor Rolls-Royce Meteor bajo el capó de un Rover SD1 con la intención de construir todo un avión de carretera, capaz de superar las 200 millas por hora – 320 km/h -. Tras casi dos décadas y dos matrimonios después el sueño de Charlie se ha hecho realidad, pudiendo afirmar que es el único hombre en la tierra poseedor de un coche de circulación legal por carretera equipado con un motor de tanque de 27 litros de cilindrada.
Vayamos por partes, la base del proyecto es un Rover SD1, conocido también como Rover Vitesse. Se trata de una berlina premium de cinco puertas de la que se fabricaron unas 300.000 unidades 1976 a 1986. Fue un coche rompedor en su época, su diseño tipo hatchback era muy novedoso y su habitáculo también contaba con un diseño distintivo. Por aquél entonces Rover estaba bajo el dominio de British Leyland, un gran grupo automovilístico al que se achacaron algunos problemas de calidad del coche.
En cualquier caso, el resultado fue positivo para el innovador SD1. Con motor delantero y tracción trasera uno de sus principales atractivos era el motor Rover V8 de 3.5 litros de cilindrada, un bloque que se estuvo fabricando desde el año 1958 con resultados excelentes gracias a su construcción de aluminio. En su versión con inyección de combustible llegaba a producir 193 CV. Pero a Charlie Broomfield 193 CV le parecían pocos para romper la barrera de las 200 mph por lo que buscó un motor más potente.
Y pensó a lo grande: obtuvo un motor Rolls-Royce Meteor, un V12 atmosférico de gasolina de nada menos que 27 litros de cilindrada. Esta enorme fuente de potencia se empleó en diversos tanques de la Segunda Guerra Mundial y es un derivado del motor Rolls-Royce Merlin empleado en los cazas ingleses Spitfire. Se le estima una potencia de unos 800 CV y un salvaje par motor máximo de 2.100 Nm a 1.550 rpm. Para hacernos una idea, a su ralentí de 400 rpm tiene más par que el 3.5 V8 original en la línea roja.
Para albergar el enorme y pesado motor en el vano motor del Rover Charlie hubo de sacar partido de sus conocimientos de ingeniería creando nuevos soportes para el motor, incluso teniendo que albergar parte del V12 dentro del propio habitáculo, convenientemente retrasada la situación del asiento del conductor y la instrumentación personalizada. Realmente todo el coche gira alrededor de su fantástico motor, teniendo que adaptar todo tipo de elementos para su correcto funcionamiento.
Se ha instalado una ECU Emerald que en combinación con una caja de cambios automática Jaguar V12 TH 400 ayuda a garantizar un funcionamiento suave del motor. Para pasar la potencia a las ruedas traseras se emplean partes procedentes de un autobús Leyland Leopard en la transmisión, y el eje trasero proviene de una pick-up Ford F-150. Las vías se han ensanchado notablemente y se han instalado las anchas y grandes llantas de un Jaguar XJ-R de los noventas con el objeto de disponer de un buen agarre.
Los cambios no terminan aquí. El consumo de gasolina de este enorme motor es desconocido pero en un tanque de decenas de tonelada suele superar con demasiada facilidad unos desorbitados 100 l/100 km, en el Rover me temo que será difícil hacerlo bajar de un tercio de esa cifra, sino de la mitad. Para intentar mantener los costes a un nivel algo menos exagerado el motor ha recibido un kit de conversión con el que puede funcionar con LPG, gas licuado de petróleo, más barato que la gasolina.
Exteriormente llaman la atención las dos salidas laterales de escape y la mano de pintura negro mate que recibe la carrocería. Realmente es el único detalle estético del coche, todo lo demás está sujeto a una función específica. Como muestra una curiosidad, no dispone de parabrisas porque parte del motor está dentro del habitáculo, aunque no creo que tenga que preocuparse de la calefacción. Como conclusión no puedo más que admirar el impresionante trabajo de Charlie Broomfield.
A continuación disponéis de una galería de imágenes, aunque en baja resolución, y un vídeo en el que se muestra el motor arrancando, un estruendoso espectáculo.
Vía: ppcmag, pistonheads (1 y 2), streetfire
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