Desde luego lleva el mejor nombre que podía llevar, “astilla” en español. El Splinter es un original proyecto que parte de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (Estados Unidos) y no es más que un superdeportivo realizado de madera. En su origen fue una creación de diseño de unos estudiantes capitaneados por Joe Harmon pero finalmente han querido trasladar al mundo real un modelo totalmente único.
La idea básica del proyecto era la de crear un superdeportivo que pudiera asentarse lo máximo posible utilizando este componente natural, por supuesto con los límites lógicos de piezas que de ninguna manera podrían estar fabricadas en madera. El chasis como se puede ver en las fotos sí que está realizado en madera, así como la “armadura” exterior que está tratada con resina epoxi para aumentar su resistencia y protección contra agentes externos. El material vegetal está presente incluso en partes como la suspensión, las llantas de aleación, en las aspas junto al resto en aluminio, o formando elementos completos como el volante o los asientos.
Lejos de comenzar a criticar la comodidad que pueden suponer ciertos mandos fabricados en madera, el Splinter es una auténtica obra de arte. Desde el primero hasta el último punto los materiales usados son totalmente renovables, un hecho en el que las marcas automovilísticas parece que están participando aunque a “larga” distancia. Por otro lado no deja de ser un elegante deportivo con una cierta inspiración en Lamborghini y que no ha dejado de lado una buena aerodinámica y toques modernos como las luces LED. La originalidad del biplaza alcanza hasta sus accesos, con puertas de apertura en tijera con espacio extra en el techo y doble portón de capó en forma de “alas de gaviota”.
Todo muy bonito y ecológico pero, ¿cómo se mueve el Splinter? Aquí desaparece todo lo ecológico. Equipa en posición central trasera un bloque de aluminio V8 Northstar con doble compresor procedente de Cadillac, que es capaz de desarrollar nada menos que 700 CV traducidos a las ruedas traseras a través de un cambio de seis marchas. O podéis imaginar la combinación calor del motor más madera, un problema que los desarrolladores afrontaron “escapando” los gases de combustión hacia arriba a través de unos silenciadores.
Una buena idea que será problablemente única. Si hubiera participado yo seguramente hubiera intercambiado este bloque por uno más ligero o incluso eléctrico, a pesar de las desventajas que tendría en cuanto a autonomía, peso, etc. Pero es que probablemente el CO2 que emite este V8 es capaz de “tumbar” más árboles que lo que se utilizaron para construir la propia “carcasa” del Splinter.
En este pequeño vídeo se hace una pequeña presentación del Splinter básicamente sobre su motor V8. ¿Os habéis fijado hasta donde llega la madera?
Splinter.
Vía: autoblog.nl
Más información: buildingthesplinter | joeharmondesign
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