La vida de este Jaguar E-Type es bastante peculiar, más que nada porque la pintura que lo domina es al menos llamativa (y dolorosa). El dueño, todavía actual dueño, eligió en su momento la mirada del propio jaguar, uno de los felinos más grandes, como estampa para su E-Type. Aunque no sea precisamente lo que más luce en la carrocería de un clásico entre los clásicos.
Hasta el principio de los años 60 se remonta la historia de esta peculiar unidad. Formó parte del trío de primeras unidades del E-Type que cruzaban el charco hasta Estados Unidos, llegando a manos de un peculiar individuo que decidió hacer el Jaguar más jaguar todavía con este impresionante acabado. Si su intención era hacerlo más atractivo para su venta se equivocó, porque de momento sigue en el mismo taller al que llegó. Aunque está sorprendentemente bien cuidado.
No se puede negar de ningún modo que el trabajo ha sido muy pulcro y ha ido resistiendo el devenir de los años (bastante más sencillo si ni siquiera se ha movido de su sitio). Aunque particularmente el jaguar me parezca un animal precioso, me da que no pega demasiado con la estética coupé clásica del E-Type. Y mucho menos si lo comparamos con un E-Type preparadito para competición.
Puede que un futuro comprador, a saber por cuánto, podrá devolverlo a su estado original con una pintura más acorde. Viendo las imágenes del E-Type Serie 1 original la verdad es que no hay color. Y nunca mejor dicho.
Jaguar E-Type Jaguar Edition.
Vía: hemmings
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