Antes era un elegante y señorial Lexus LS 400, la generación que se vendía allá por el principio de los 90, y ahora se ha convertido en una extraña pick-up. Este es el trabajo que ha realizado un concesionario-taller de Birmingham (Alabama) para crearse una buena publicidad. Un coche único y llamativo con cantosa visible publicidad puede servir para ganar más clientes.
La historia no tiene más guasa que esa, pero hay que ver a donde llegan algunos por llamar la atención. Más que nada el hecho de deshacerse de una cómoda berlina de cinco plazas para quedarse con solo dos, aunque claro no lo pensó para llevar a la familia. Y ni siquiera ha dejado la caja de carga operativa pues tan solo es una tapa no removible. Puestos a “tunear”, podría haber instalado una pequeña piscina o una colchoneta y de paso que la tapa de carga se pudiera levantar a distancia. Por pedir que no quede.
Al menos no ha caído en utilizar esa parte trasera para instalar un enorme bloque V8 de Chevrolet, algo que se ha puesto de modo últimamente (sobre todo para algún que otro Porsche). Aunque los fans de Lexus seguramente se estén tirando de los pelos, a su favor hay que decir que el trabajo es muy pulcro. La parte trasera está creada en fibra de vidrio, con muy buen acabado y la terminación de la tapa de la toma de combustible está perfectamente disimulada.
Aún con todo, hay otros clásicos destrozados. Por otro lado, un consejo desde España: para la próxima vez que quiera llamar la atención, mejor que ponga el nombre de su concesionario con luces LED de colores.
Lexamino, un Lexus convertido en pick-up.
Vía: autoblog.com
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