Corría enero de este año cuando el fabricante de deportivos alemán revolucionaba el mercado financiero al hacer efectiva una compra masiva de acciones del grupo Volkswagen, hasta el punto de llegar a controlar algo más del 50% de las mismas. Esta historia aparentemente inexplicable, en la que el pequeño se come al grande, nos sorprendió a muchos profanos de las finanzas, que no sabíamos muy bien cómo algo así podía llegar a ocurrir.
Dicen que el tiempo pone a cada uno en su sitio, y unos meses más tarde (concretamente hace un par de semanas), la prensa alemana publicaba la delicada situación en la que se encontraba inmersa Porsche. Acuciada por las millonarias deudas que la marca había contraído para realizar la compra de acciones de Volkswagen (unos 10.000 millones), y con unos resultados buenos, pero peores de lo esperado, la familia Porsche necesitaba urgentemente 3.300 millones en efectivo.
Ante este panorama se vislumbraron varias posibilidades, entre las que destacaba una probable participación del gobierno de Qatar. Pero finalmente, todo se queda “en casa” y ha sido Volkswagen quien ha ido en su rescate, anunciando su fusión ante unos términos aún no definidos.
Así pues, Porsche y Volkswagen quedarán integrados en un mismo consorcio, que mantendrá independientes las actividades de todas las marcas que lo forman: Audi, Bentley, Bugatti, Lamborghini, Porsche, Seat, Skoda, Scania y Volkswagen. Las administraciones de ambas marcas acordarán, junto al estado de Baja Sajonia (quien posee una importante capacidad de decisión sobre Volkwagen), los términos definitivos del acuerdo.
Esperemos que esto no afecte en la práctica a una marca de deportivos mítica, y siga superándose a sí misma como viene haciendo desde que Ferdinand Porsche la fundara allá por 1931. ¿Qué opináis?
Vía: El Economista y El Mundo
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