Si has pensado que lo de la primera imagen era un Audi A2 de verdad estrechado y pegado al suelo no habrías acertado pero no sería mayor barbaridad que la de verdad. En realidad se trata de un Volkswagen Lupo que ha sufrido un proceso de “Audidización” – si existiera ese término – y se ha embrutecido un poquito.
Lo han nombrado “Pequeño señor de los anillos”, en honor de la gran obra de J. R. R. Tolkien, y desde luego le va al pelo por los cuatro anillos enlazados que tiene. Esa es la parte que toma de Audi poniendo su firma en la parte delantera, con una parrilla también de la firma alemana y por supuesto unas defensas desorbitadas. Cuenta con cristales tintados, retrovisores estilo M3 y la segunda aberración del día: llantas de Porsche 924 en color negro con el logo del caballo de Stuttgart en el eje.
Los colores que han formado parte del exterior, incluyendo el negro, el blanco, el dorado o el naranja, también adornan el interior con una fortuna similar. El tapizado en color casi beige decora con un tacto de terciopelo los nuevos asientos deportivos delanteros que conforman las únicas plazas que hay. Hay un volante nuevo, una pantalla LCD para controlar todos los sistemas y detalles originales como las alfombrillas.
La parte trasera ha sido desplazada para introducir un basto sistema de sonido que incluye subwoofers y varias pantallas planas, con una central para el deleite de los que decidan abrir su portón. Ha dejado de ser útil pero como expositor de equipos de sonido o pantallas para coche no tiene precio.
Aparentemente por lo que se ve con el capó abierto no tiene una desbordante motor sino el de serie. Es decir, todavía no llega al nivel de aquel famoso Lupo de 500 CV.
Si todavía soportáis esa extraña sensación que os producen las imágenes en los ojos, todavía hay unas cuantas más de esta maravilla de la imaginación.
Vía: carscoop
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