El Chevrolet Cruze es ya una realidad y es la apuesta más serie de la marca americana en nuestro país para intentar agarrarse al tren de las berlinas compactas. Su presencia en el Salón del Automóvil de Barcelona sirvió para entrar en contacto con él en lo que habitabilidad se refiere.
No hay que dejar de hablar antes del aspecto exterior, que en la carrocería de cuatro puertas demuestra el cambio de aires en Chevrolet. Es más moderno y juega con las últimas tendencias en integración de faros o con una nueva imagen en la parrilla o las entradas de aire. La diferencia es que el Chevrolet Cruze está más europeizado que los anteriores modelos de este tipo como el Epica y especialmente el Nubira. En dimensiones el Chevrolet Cruze mide 4,6 m de longitud, 1,8 m de ancho y 1,48 m de alto.
Pero dejando a un lado esta parte, lo que más me interesaba comprobar era la calidad del interior, la comodidad y el espacio para llevar objetos. En un primer contacto, empezando por el asiento del acompañante para variar un poco, fue bastante correcto, con un buen espacio especialmente para las piernas y nada de sensaciones de ahogo. Dado que era el acabado LS, el más básico, no había concesiones a materiales como el cuero pero aún así los asientos de tela ofrecían un tacto aceptable.
El enrejado de tela del interior de los asientos se repite en la parte más baja del salpicadero, con la única utilidad para apoyarse sobre esa parte y no resbalarse. Aunque era el acabado LS estaba el coche estaba equipado con el equipo de sonido con DVD, navegador y pantalla de 7 pulgadas en color, que comía gran parte de la consola central en un sinfín de botones que a la vista parecían demasiados. Donde sí hay pocos botones y una pinta de sencillez es en los mandos del aire acondicionado.
La posición del conductor es también cómoda y particularmente valoro el diseño del volante, de tres radios como está de moda y con algún detalle en acabado “metalizado” (aunque sea plástico). Lo mismo ocurre con la consola que se divide en dos huecos: tacómetro a la izquierda, ordenador de a bordo e indicadores de temperatura y gasolina en el centro y velocímetro a la derecha. Es más original y muestra un buen aspecto. Como punto negativo, el tacto de la palanca deja que desear.
Dando el salto a las plazas traseras éstas son cómodas y tienen el mismo tacto que las delanteras. Dejan espacio amplio para tres pasajeros con bastante holgura, ¡qué menos para un coche de 4.6 metros de longitud! En general, en ambas filas, los acabados para las puertas han mejorado lo que se agradece bastante, heredando además de Opel detalles como los mandos para los elevalunas.
El maletero deja un volumen de carga de 450 litros por su altura especialmente, pudiéndose ampliar abatiendo los asientos traseros aunque el espacio que se gana se encierre por el túnel estrechado por culpa de los huecos para las ruedas. Este hecho hace que se pierda utilidad para una paquetería muy ancha pero en general debe servir. La altura de acceso es suficiente aunque si fuera más bajo sería de agradecer.
En una rápida conclusión, el precio dará el factor final para decidir la compra pero Chevrolet se ha puesto claramente la pilas para andar por el buen camino. Oficialmente el Chevrolet Cruze más barato es el “L” con el motor gasolina 1.6 de 113 CV que cuesta 14.900 euros, estando disponible este propulsor con el acabado “LS” por 16.300 euros.
En estos tiempos sin duda el potente propulsor diésel de 150 CV, disponible por 17.600 euros con el acabado LS, ganará muchos adeptos por su fuerte empuje y su mínimo consumo (5.6 litros/100 km). La oferta de propulsión se amplía con un 1.8 gasolina de 140 CV, que junto al 1.6 ofrece un consumo medio homologado de 6.8 litros/100km.
(*) Actualización: publicada la prueba del Chevrolet Cruze 2.0 VCDI.
Chevrolet Cruze en el Salón de Barcelona
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