El SuperLight Car Project es una iniciativa liderada por Volkswagen, Volvo, Renault, Opel y Daimler para desarrollar coches más ligeros en un futuro. El actual peso de los coches es un problema, aunque se ha mejorado mucho la seguridad y el equipamiento, los consumos de combustible se siguen resintiendo. Pongamos un ejemplo, el Peugeot 205 pesaba unos 800 kg, el Peugeot 206 rondaba la tonelada según versiones y el actual 207 parte de los 1.200 kg, alcanzando los 1.400 kg en la versión CC.
Estoy poniendo el ejemplo de una saga de utilitarios muy conocida pero podríamos extrapolar esta situación a cualquier segmento. Mazda ha sido una de las primeras en empezar a reducir de manera efectiva el peso de sus vehículo: el actual Mazda 6 es más ligero que su predecesor, pero a la vez más seguro y equipado. Las ventajas de un coche ligero son un comportamiento más ágil y eficaz, un menor consumo de combustible y un menor uso de materiales en su construcción, aunque es cierto que a costa de una inversión.
Esa es la razón de que dichos fabricantes se hayan unido en el proyecto, disponer de mayores recursos a un menor coste por fabricante. Los resultados ya empiezan a florecer, y tenemos noticias de que Volkswagen ha producido tres prototipos ligeros sobre la base del Golf. El objetivo es eliminar peso de carrocería y chasis, lográndose un peso un 20% menor en el primer prototipo. Este emplea acero de alta resistencia en alguna partes del chasis y supone la solución de menor coste para el fabricante.
En el segundo prototipo se emplea una mezcla de materiales de alta tecnología con el acero de alta resistencia del primer vehículo, lográndose una reducción del 30% en el peso de dicho conjunto. Es una solución balanceada y dentro de los límites económicos impuestos: cada reducción de un kilo no puede suponer un coste de más de 5€. Finalmente, en el último Golf se consigue reducir en 114 kg el peso de carrocería y chasis, una reducción de la masa de un impresionante 41%.
Emplea extensivamente materiales experimentales y de alta tecnología como pueden ser compuestos sintéticos, aluminio, magnesio o fibra de carbono. Es una opción cara y aunque no vaya a producirse un coche generalista con dichos materiales, la puerta está abierta a posibles economías de escala que pudiesen abaratar los costes. En un futuro cercano los fabricantes participantes en el proyecto comenzarán a incorporar en sus modelos de producción técnicas de ahorro de peso.
Vía: Autoblog Green