Que el Ford Mustang es uno de los reyes de la nueva hornada de muscle car – acompañado del Chevrolet Camaro – es algo indiscutible. Su estética es continuista con la anterior generación, pero se ha conveniente modernizado y el habitáculo ha recibido una merecida mejora. Sin embargo, el Mustang está desfasado en propulsores. Actualmente está disponible con un arcaico 4.0 V6 de sólo 210 CV y un probado 4.6 V8 de 300 CV, eficaz pero claramente sobrepasado por la competencia.
Para el Model Year 2011 – que no se lanzará hasta bien entrado 2010 – el motor 4.0, su único árbol de levas por bancada y dos válvulas por cilindros dicen adiós, siendo sustituido por un 3.7 Duratec. Este motor será más moderno y gracias a la inyección directa de combustible debería entregar unos 270 CV, pudiendo llegar a las tres centenas con ligeros incrementos de cilindrada (no olvidemos que será un atmosférico). Las prestaciones del Mustang V6 aumentarán notablemente y se reducirá su amplia sed de gasolina.
Ya que el nuevo 3.7 canibalizaría muchas ventas de la versión V8, Ford ha decidido evolucionar sus ocho cilindros. De esta manera nacerá el Mustang 5.0 V8, recuperando una mítica denominación de los años 80. El motor – denominado “Coyote” de manera interna – entregará unos 400 CV de potencia, posicionándose como una alternativa muy seria – dado su menor peso y tamaño – a los Camaro SS y Dodge Challenger SRT8. La pregunta que me surje ahora es, ¿está haciendo Ford lo correcto?
Le legión de entusiastas de los Mustang alabará a buen seguro el nuevo V8 pero creo que se debería haber optado por el nuevo 3.5 V6 Ecoboost estrenado en el SUV Flex y la berlina Taurus SHO. Con 355 CV turboalimentados y un par máximo de 500 Nm encajaría a la perfección en el Mustang, logrando consumos de combustible contenidos. La idea de muscle car – Pony car en este caso – va asociada a los motores V8, pero los tiempos están cambiando y quizá el V8 debería limitarse a modelos superdeportivos, no generalistas.
Vía: Motor Authority
En Diariomotor: Ford Mustang 2010