Carver era una empresa holandesa que se dedicaba a producir y comercializar el One, un extraño híbrido entre un coche y una moto de indudable atractivo. En la parte trasera tenía dos ruedas de coche acopladas a un motor turbo de 660 cc y 68 CV de potencia. Su atractivo estaba en la cabina, sólo dos personas podían ir sentadas una detrás de la otra y el conjunto entero pivotaba sobre la única rueda delantera, similar a la de una motocicleta. Podía alcanzar los 186 km/h y proporcionar altas dosis de diversión y sensaciones.
Me refiero a Carver y al One en pasado porque la empresa se ha declarado en quiebra recientemente. Es la última víctima de esta crisis que está afectando con especial dureza al sector del automóvil. La empresa holandesa ha debido declarar la suspensión de pagso debido a que no alcanzó los objetivos de ventas previstos, ni siquiera en tiempos de bonanza logró obtener una cifra de ventas muy elevada. La previsión de ventas era de 300 unidades anuales, pero nunca se llegaron a sobrepasar las dos centenas.
Un precio elevado (unos 50.000€), un producto quizá demasiado original para el mercado y la omnipresente crisis terminaron por dirigir a la quibra a la empresa dirigida por Chris van den Brink, un afamado diseñador holandés. 9 trabajadores se van a la calle en total, el reducido número de personas fabricaba el One de manera artesanal. Van den Brink comentaba que los negocios son así, el mercado a veces no está preparado para tu producto, que a pesar de ello siempre sostuvo como excelente en calidad y desempeño.
Como homenaje póstumo, la prueba que Top Gear hizo en su día al One, sumamente divertida.
Vía: Autoblog.it
En Diariomotor: Carver One, a medio camino entre una moto y un automóvil