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Sbarro TAG Function Car, la oficina móvil

Cadillac está muy orgullosa con su CTS Wagon, aportando expectación, poniéndolo como el primer familiar de marca. Pero se les olvida que en 1978 el carrocero suizo Franco Sbarro construyó los Sbarro TAG Function Car. Basados en el enorme Cadillac Eldorado de finales de los años 70, eran toda una oficina sobre ruedas. Hasta el pilar B nada cambiaba en el coupé, pero no recuerdo que de serie llevasen un doble eje trasero o espacio suficiente para el equipo directivo de una empresa de pequeño tamaño.

En asociación con la empresa francesa Techniques d’Avant Garde, los extravagantes propietarios del TAG Function Car disponían con una televisión, dos teléfonos, cuatro sillones acolchados y dos escritorios lujosos. Hechos de la mejor madera y forrados en cuero son suficientemente amplios para poder escribir sin problemas. Este espacio se consiguió reformando la parte trasera al completo; albergar a los ocupantes con comodidad era la prioridad, y la razón de que la altura máxima del coche roce los dos metros.

Sbarro TAG Function Car, la oficina móvil

Sbarro pensaba construir 25 unidades, pero sólo 23 encontraron mercado (lo que ya me parece todo un logro). Como curiosidad un músico quiso comprar un TAG Function Car e instalar un piano en la parte trasera, pero la racionalidad acabó imperando en Sbarro (lo que también me parece todo un logro). Este monstruo de 7.2 metros de longitud y peso de tres toneladas estaba movido por un motor 8.2 V8. Dos ruedas eran movidas por una potencia de sólamente 210 CV, todo un alarde de potencia específica.

El consumo de combustible puede asustar a cualquiera y nunca fue declarado, pero imagino que bajarlo de 20 l/100 km sería bastante complicado. Aun así a los dueños de un TAG no debía importarles demasiado, no debía ser precisamente barato de adquirir.

Sbarro TAG Function Car, la oficina móvil

Sbarro TAG Function Car, la oficina móvil

Sbarro TAG Function Car, la oficina móvil

Vía: Straightline
En Diariomotor: Rolls-Royce Camargue Sbarro, al campo de caza, Roush y su vehículo de entrenamiento de caballos, curioso al menos

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Sergio Álvarez

Aunque es técnico en comercio internacional de formación, los coches han sido su pasión (incluso obsesión) desde que apenas levantaba un metro del suelo y sus padres le regalaron un Ferrari rojo a pedales. Su afición se ha profesionalizado en Diariomotor, donde está presente desde 2008. Seguir leyendo...

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