Para los alemanes el pequeño Trabant es el símbolo de una época pasada, del fracaso de la economía centralizada de la República Democrática Alemana, amparada bajo el paraguas de la Unión Soviética. Cuando el muro de Berlín cayó en 1989 muchos ciudadanos del Este entraron en el mundo occidental con sus pequeños Trabant, dándose a conocer al mundo. Con el paso de los años se sigue recordando a estos pequeños utilitarios con cariño, tal y como en España hacemos con el mítico Seat 600.
Era un vehículo muy barato cuya carrocería estaba manufacturada en Duraplast, una especie de resina plástica de origen sintético. Tenía cuatro plazas y un pequeño maletero, pudiendo transportar a cuatro personas de manera sencilla. Estaban movidos por un motor de dos tiempos de origen DKW, un diseño que databa de antes de la Segunda Guerra Mundial. Estos pequeños bicilíndricos situados en posición delantera rendían 26 CV de potencia con 0.6 litros de cilindrada en sus últimas evoluciones.
Eran motores muy contaminantes, caracterizados por la humareda que producían al funcionar: emiten nueve veces más hidrocarburos y siete veces más monóxido de carbono que un coche de 2007. Aún así, los compradores no podían elegir por lo que se vendían mucho, llegándose a producir tres millones a lo largo de 30 años. Cuando cayó el muro de Berlín los ciudadanos del Este prefirieron comprar vehículos occidentales de segunda mano, en 1991 la cadena de producción de los Trabant cerraba por baja demanda.
La compañía Herpa presentó hace tres años una maqueta a escala 1:10 de lo que podría ser un Trabant del siglo XXI, logrando una grandísima acogida por parte del público. Nadie pensó que pudiese haber una realidad industrial tras dicho estudio, pero en el Salón de Frankfurt se va a presentar el prototipo del “New Trabi”. Este vehículo será un utilitario de estética retro, que intentará atraer a los consumidores de la misma manera que lo han hecho los Mini de BMW o los New Beetle de Volkswagen: por el corazón.
Sólo disponemos de una imagen del coche tras una lona, con uno de sus creadores sosteniendo una aleta delantera. Por tanto sólo podemos especular, a modo de recordatorio os adjuntamos la imagen del modelo producido por Herpa hace unos años. Seguiremos informando, de momento todo parece ir viento en popa. Si la recepción del público es buena y la empresa encuentra una financiación atractiva volveremos a ver rodar a los Trabant por las calles y carreteras de Europa.
Vía: Autobild, Autoblog.nl
En Diariomotor: Trabant, 50 años de la marca de Sajonia, El Trabant, del orgullo a la decadencia