Uno de los principales problemas de los biocombustibles es el malgasto de terreno de cultivo para la creación, lo que acaba derivando en una subida de los alimentos para consumo humano. La dependencia de de los biocombustibles procedentes de vegetales como el maíz tiene el inconveniente de depender del precio de mercado de los mismos.
Es por ello que Exxon, una de las principales empresas petroleras a nivel mundial, acaba de invertir 600 millones de dólares en un proyecto conjunto con Synthetic Genomics para desarrollar el uso de microalgas como carburantes. Esta es la primera vez que Exxon hace un movimiento hacia los biocombustibles y la verdad creo que ha sido hacia el más acertado.
Las microalgas tienen un alto rendimiento por superficie de terreno y su eficiencia es hasta 300 veces mayor que en cultivos como la soja. A su favor se encuentra también el rápido crecimiento de las cosechas, disponibles en tan sólo días, mientras que para las plantaciones convencionales hay que esperar meses. El combustible resultante es adecuado para su uso en motores diésel adaptados sin necesidad de procesarlo, gracias a su alta viscosidad y no necesita la adición de ningún combustible fósil.
Además el componente ecológico es muy alto, el producto es altamente biodegradable, no contiene sustancias tóxicas y durante su periodo de crecimiento fijan el CO2 atmosférico, mitigando así el efecto invernadero. El único inconveniente son las estimaciones de Exxon sobre el tiempo estimado hasta su entrada en el mercado, de 5 a 10 años, pudiendo ser demasiado tarde para recuperar la alta inversión.
Vía: Público
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