La seguridad vial del futuro desde luego no va a ser como la actual, donde los actores de lo que conocemos como “tráfico” están bastante dispersos y poco comunicados entre sí. Las apuestas de cara a un corto/medio plazo de los fabricantes son muy variadas pero casi todas se basan en la idea de automatizar tareas que disminuyen el porcentaje de fallos del factor humano.
Ford, en colaboración con diversos investigadores de la Auburn University, está desarrollando un sistema en el que la gran parte de la seguridad de sus vehículos se consigue en combinación con un satélite. La esencia es que el control de estabilidad de cada uno de los coches actúe según la información que le transmita el GPS.
El ESC o control de estabilidad tomaría la información del GPS y parámetros como la velocidad, el ángulo de inclinación o el desplazamiento lateral del vehículo para discernir si el vehículo está a a punto de sobrepasar los límites de la física (bajo peligro de pérdida de adherencia). Llegado a un extremo el sistema sería capaz de controlar los frenos y prácticamente detener el vehículo.
Nos faltan algunos datos para dar una opinión sobre este tipo de seguridad activa. Aparentemente del GPS sólo obtendría información de su posición que debería contrastarse en un mapa a la hora de conocer curvas peligrosas, barrancos o similares de cara a adecuar la actuación del ESC. El software que gestionaría el ESC tendría en un futuro una serie de modelos predictivos de accidentes de circulación que permitirían anticipar todavía más un alto riesgo de siniestro.
A priori parece una buena idea lo que están investigando y sigue llevándonos a la idea de control globalizado, a que el coche pueda interactuar y obtener información automatizada de todos los que forman parte del entorno. Sugiere más seguridad pero también sugiere pérdida de control. ¿Es éste realmente el futuro del tráfico rodado?
Vía: wired
Foto: cliff1066TM flickr
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