De nuevo os traemos un pedacito de automovilismo japonés, perteneciente al mundo del drifting. A estas alturas creo que ya no es necesario presentar al Toyota Trueno, más conocido por su código interno, AE86. El compacto japonés se hizo famoso gracias a la serie de anime Initial D pero su valía está fuera de toda duda en el mundo real. La receta para el exito es sencilla: un peso de menos de una tonelada, tracción trasera, un reparto de pesos muy equilibrado y motores de alta fiabilidad.
No sorprende que este icono de los años 80 sea el coche escogido por muchos para iniciarse en la disciplina del drifting, el ejemplar que os mostramos no es una excepción. Aunque parezca que haya salido de un desguace, el un coche orgulloso de sus cicatrices y golpes, marcados durante años de práctica en busca de ese derrapaje perfecto. Aunque no lo parezca, el vehículo que está en vuestras pantallas está en buen estado mecánico y acarrea bastantes modificaciones mecánicas.
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Su dueño, Goto-san, ha extraido el motor original y lo ha reemplazado por un fantástico 4A-GE de 20 válvulas, un 1.6 atmosférico capaz de entregar 160 CV a 7.400 rpm. La potencia se manda al tren trasero previo paso por un diferencial autoblocante mecánico KaaZ LSD. El equipo de frenos es el original pero el coche se sienta sobre unos nuevos neumáticos Hayashi Racing. En el habitáculo se ha quitado todo lo superfluo, incluso los aislamientos del motor y protección antióxido de parte del chasis.
El piloto se sienta en un bucket Bride y ante si sólo tiene una instrumentación de AutoGauge y un volante, nada más. No juzgues a un libro por su portada, se podría decir. Cuando se pregunta a su dueño por el estado de su coche, nos da una contestación muy coherente. “Muchos empiezan en el drifting comprando un coche caro con muchos accesorios, normalmente por más dinero del que se pueden permitir. Al primer golpe y ante una reparación el dinero les obliga a cambiar de hobby”.
Con un coche como este AE86 no hay problema. Si nos damos un golpe, o muchos golpes, no pasa nada y si la reparación es de importancia no sale demasiado cara. El Kasso Club AE86 ni siquiera tiene paragolpes y la luneta trasera se quita porque el calor del motor que entra en el habitáculo es insoportable debido al óxido y falta de aislamiento. El paragolpes trasero está atado al chasis con cordeles y la barra de suspensión delantera está a punto de separarse del chasis.
Se podría pensar que es una chatarra andante, pero es un coche muy apreciado por su dueño e incluso su condición física le reafirma como un auténtico Hachiroku de competición. A continuación una pequeña galería de imágenes y un vídeo de este pequeño en acción.
Kasso Club Toyota AE86
Vía: 7Tune
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