A sus 62 años, el mítico piloto alemán Walter Röhrl ha ampliado por un año más su condición de representante de la marca Porsche. El acuerdo se ha hecho público durante la presentación internacional en Lisboa del nuevo Porsche 911 Turbo, uno de los niños mimados del corredor germano, con permiso del superlativo Porsche Carrera GT.
Pero Röhrl, a pesar de haber dejado la competición hace muchos años, no se conforma con su papel de embajador de la marca. El doble campeón del mundo de rallies pasa gran parte de su jornada laboral ejerciendo funciones de piloto de pruebas para afinar los mejores violines de la casa Porsche. Suya es la famosa frase que emplea cada vez que la empresa de Zuffenhausen presenta una nueva versión del 911: “el mejor 911 que se ha construido jamás”.
Para todos aquellos que crean que el mejor piloto alemán de la historia es un tal Schumi, les recuerdo que Walter Rohrl consiguió el título mundial de rallyes en dos ocasiones, 1980 y 1982. Reconozco que es un palmarés escaso frente a los 7 mundiales de Schumacher, pero hay un detalle que me parece aún más significativo: en su época era conocido como “Mr. Montecarlo”, pues consiguió ganar el mítico rally nada menos que en cuatro ocasiones y, lo que es infinitamente más importante, con cuatro coches diferentes: Fiat 131 Abarth (1980), Opel Ascona 400 (1982), Lancia Rally 037 (1983) y Audi Quattro (1984).
Él es el responsable de que todavía ninguna mujer haya conseguido ganar el mundial de rallies, relegando a Michelle Mouton (Audi Quattro) en 1982 al subcampeonato. Un hecho decisivo que desencadenó el interés de Audi de contratarlo como piloto de sus “Ur-Quatro” a toda costa alegando que les resultaba “más barato competir con él que contra él”.
Röhrl fue uno de aquellos “pilotos del infierno” capaces de domar los famosos Grupo B, y fue también uno de los que no dudó en cruzar el charco para enseñarles a los yankees cómo se sube a Pikes Peak. En 1987, el piloto alemán acudía a las Montañas Rocosas con un imponente Audi Sport Quattro S1 de batalla corta apretado hasta los 600 CV.
Cuando se disipó la polvareda, el cronómetro marcaba un tiempo de 10:47.85, nuevo record absoluto de la prueba en ese momento, que a día de hoy sigue vigente para coches con tracción total pero sin dirección a las cuatro ruedas. Röhrl llegó a engranar la 6ª velocidad en cuatro ocasiones, y el radar lo cazó, en el punto más rápido del recorrido, a 196 km/h.
En el año 2000 fué elegido por sus propios contrincantes como el “Piloto de rallies del milenio”. Un jurado italiano compuesto por más de cien periodistas especializados de todo el mundo le otorgó el título de “Mejor piloto de rallies de todos los tiempos” por delante de Juha Kankunnen, Sandro Munari y Carlos Sainz.
No es el “Climb Dance” de Ari Vatanen, pero aquí os dejo una pequeña muestra de la Subida a Pikes Peak de Walter Röhrl en 1987. Fijaos en su juego de pies y en el detalle de que montaba un segundo accionador del embrague en el pomo de la palanca de cambios.
Vía: Porsche
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