Como ya os adelantaba en el primer artículo, el evento Audi Driving Experience nos brindó la oportunidad de probar en el circuito del Jarama el Audi TT 2.0 TFSI (200 CV) y el Audi A5 3.0 TDI Quattro (239 CV), dos automóviles totalmente distintos por dimensiones, pesos, motor (gasolina vs diésel) e incluso por el sistema de tracción (delantera vs integral), por no hablar de los precios, con una diferencia entre uno y otro en torno a los 11.000€.
Ya os podeis imaginar que no tiene ningún sentido compararlos, en la calle el Audi A5 sería el ganador indiscutible por su versatilidad y sus reducidos consumos, mientras que en el circuito el Audi TT siempre ganaría este duelo desigual por su dinamismo y las bondades del motor TFSI, por eso mismo me abstendré de las odiosas comparaciones y os trataré de transmitir fielmente las sensaciones que tuve tras el volante de uno y otro vehículo.
A la hora de hundir el pie en el acelerador como os podeis imaginar el Audi TT 2.0 TFSI S Line se mostró muy agradecido no solo por el agudo rugido que despide su motor sobrealimentado sino también por responder con absoluta rapidez a nuestros impulsos. Este motor es capaz de ofrecer la “patada” del turbocompresor a bajas revoluciones y “estirarse” por encima de las 6500 vueltas justo antes de llegar al corte momento en el cual el cambio automático S Tronic sube de marcha (no antes ni después).
El Audi A5 3.0 TDI por su parte pese a ser más potente y contar con un par máximo que prácticamente dobla el del 2.0 TFSI, sigue siendo menos atractivo en conducción deportiva y especialmente en un circuito, por no hablar de la diferencia de pesos que existe entre ambos. Aunque las cifras oficiales de aceleración siguen siendo favorables para el Audi A5 que alcanza los 100 km/h desde parado 5 décimas de segundo antes, saliendo como una bala sin perder el agarre en ningún momento gracias a la tracción integral Quattro que en condiciones de adherencia normales ofrece un reparto 40% y 60% para el eje delantero y trasero respectivamente.
Ambos modelos contaban con las ayudas electrónicas típicas en cualquier automóvil de calle, en este caso el ESP es desconectable para no entrometerse en la conducción de aquellos que realmente se vean capaces de prescindir de su ayuda. Aunque el ESP conectado siempre nos salvará de más de un susto a los que no contamos ni con la habilidad ni con la experiencia suficiente en conducción deportiva. De hecho si hay algo que nos demostraron ambos vehículos y especialmente el Audi TT, es que con estos vehículos se puede correr y muy rápido sin necesidad de ser demasiado habilidoso al volante.
Hay que decir que me sorprendió la resistencia del equipo de frenos del Audi TT. Después del maltrato sufrido en un par de horas de tandas con pequeños descansos en los que se podía apreciar claramente su sobrecalentamiento por el humo que despedían, siguieron respondiendo muy bien sin acusar en exceso la fatiga que podíamos esperarnos después del intenso trabajo que tuvieron que soportar.
El final de esta jornada terminó con una vuelta de copiloto, eso sí, sobre un Audi S4 Avant conducido por Ignacio Pérez, piloto e Instructor Jefe de Audi que nos demostró su habilidad al volante de este transatlántico familiar deportivo con una exhibición de drift derrapando en todas y cada una de las curvas del trazado madrileño. Os aseguro que bajar hacia la curva de Bugatti a 140 km/h y totalmente cruzados impresiona y mucho, pero es una experiencia que difícilmente olvidaremos.
- Audi TT y Audi A5, toma de contacto en el Audi Driving Experience (I)
- Audi A5 Sportback 2.0 TFSI 211 CV, a prueba (I)
- Audi A5 Sportback 2.0 TFSI 211 CV, a prueba (II)
- Audi A5 Sportback 2.0 TFSI 211 CV, a prueba (III)
- Audi S5 Cabrio, a prueba (I)
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- Audi S5 Cabrio, a prueba (III)
Audi TT y Audi A5 en circuito
En Diariomotor: Audi TT y Audi A5, toma de contacto en el Audi Driving Experience (I)
Fotografías: Audi y Diariomotor