La noticia es de esas que te dejan perplejo: un británico dejó su coche mal aparcado en una calle de Londres y la Policía Metropolitana lo “voló” con explosivos ante la sospecha de que se podía tratar de un posible atentado terrorista. La onda expansiva dejó el coche totalmente destrozado.
La historia es tan absurda que parece escrita por el mismísmo Kafka: El pasado 7 de noviembre Michael Raphel se trasladó desde Oxford a Londres en su flamante Honda Civic Type R para asistir a la fiesta de cumpleaños de un amigo. Dejó el coche aparcado en una zona prohibida sin sospechar que sería la última vez que lo vería “en buenas condiciones”.
Por desgracia, de todas las calles de Londres Raphel escogió una cercana a Downing Street, y encima a solo un par de centenares de metros del famoso nº 10, residencia oficial del primer ministro británico. Ante la cercanía de tanto edificio del gobierno, no dudó en activar el dispostivo antirrobo, aunque eso no le sirvió de mucho.
Bromas aparte, el caso es que las cámaras de vigilancia le grabaron mientras se alejaba del coche con cierta prisa (recordemos qu acudía a una fiesta de cumpleaños, seguramente una de esas en las que cuando te aburres te vistes y te vas) y la paranoia antiterrorista se puso en marcha.
La Policía Metropolitana entró en acción, y por aquello de que el fuego se combate con el fuego, no se les ocurrió otra cosa que explosionar el vehículo pensando que podría tratarse de un coche bomba. El dueño regresó a las 2 de la mañana (se ve que la fiesta no era lo esperado) y se encontró con su Honda reventado y rodeado de policías antiterroristas. Lo dicho, ni a Franz Kafka se le hubiera ocurrido un desaguisado semejante.
Vía: Daily Telegraph
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