Un lector de Jalopnik acudió a un desguace de Qatar en busca de algunas piezas para su Daihatsu F20 de 1977, con ánimo de restaurarlo y devolverlo a su condición original. En estos países de Oriente Medio, ricos gracias al boom urbanístico y el petróleo, no resulta extraño encontrarse superdeportivos por la calle, algunos incluso abandonados, hablo de cierto BMW M6. Un desguace puede ser un lugar doloroso, donde encontramos auténticas joyas con cuatro ruedas en lamentables estados.
Sin ir más lejos, el Bentley Arnage que abre este artículo. Está totalmente carbonizado, a excepción del capó y el 6.75 V8 twin-turbo. Está pidiendo un transplante de corazón. Otro de los vehículos abandonados a su suerte bajo el sol ardiente del desierto es un Range Rover, de la actual generación. Aparentemente está intacto, aunque la capa de polvo que lo cubre y los faros ausentes revelan que lleva demasiado tiempo parada. No sabemos por aqué ha llegado ahí, pero resulta triste de ver.
Hay más tesoros abandonados, como un auténtico Chevrolet Camaro Z28 de los años 70 con una gigantesca toma de aire en el capó y enormes ruedas traseras. Está aparentemente entero y teniendo en cuenta como se las gastan los magnates del petróleo con el tuning, puede haber algo muy gordo bajo su capó. Otras estrellas dejadas a su suerte son un Audi A8 de los años 90, un Mercedes Clase G aparentemente intacto e incluso un Hummer H1 de origen militar.
Nos hemos dejado la guinda para el final. Un Cadillac de los años 80 con la suspensión elevada y ruedas todoterreno, todo un juguete para las dunas que me recuerda a un Rolls-Royce especialmente preparado para la caza. En su día fue el capricho favorito de algún jeque, hoy sólo cría polvo y se oxida lentamente.
Vía: Jalopnik
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