Hace unas semanas se hizo famoso en los mentideros de Internet el caso de una mujer británica afectada por lo que se conoce como Síndrome de Excitación Sexual Persistente (PSAS). Ahora nos llega la noticia de un caso similar, también en una mujer británica, aunque esta vez el origen de su patología es conocido: es la secuela que le ha quedado tras un accidente de coche.
Joleen Baughman sufrió hace dos años un accidente de tráfico que la mantuvo varias semanas postrada en la cama de un hospital. La convalecencia se prolongó durante casi seis meses en su casa. A medida que mejoraba, comenzó a notar una extraña sensación a la que no estaba acostumbrada: un estado de excitación sexual que se prolongaba durante la mayor parte del día.
Su nuevo estado le supuso una auténtica sorpresa ya que, hasta entonces, ella era una persona, por decirlo de algún modo, poco interesada en actividades sexuales, aunque fueran intramatrimoniales. Aunque el que no salía de su asombro era su sufrido esposo, que ya estaba más que resignado a su aburrida vida matrimonial cuando empezó a observar, con lógica incredulidad y regocijo, la permanente disponibilidad de su mujer para lo que en ciertos círculos sociales se conoce como “hacer uso del matrimonio”.
La felicidad inicial se convirtió, al poco tiempo, en una situación insostenible ante la imposibilidad de aplacar la excitación sexual de la mujer. Por suerte, las pruebas médicas pertinentes consiguieron descubrir la causa del cuadro clínico: en el accidente de coche, la señora Baughman se había lesionado el nervio pudendo. Se trataba de un problema físico y no psicológico, y por tanto tenía tratamiento quirúrgico. Lo que no se sabe es si la intervención se ha realizado ya, o el matrimonio (ante la insistencia del sonriente marido) ha decidio posponerla durante un tiempo.
Vía: Daily Telegraph
Foto: ebaumsworld
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