Los fabricantes renuevan periódicamente su lenguaje de diseño y con mucha frecuencia los modelos con el nuevo diseño conviven con los más veteranos, haciendo que estos parezcan salidos del Cretácico. Todo apunta a que este será el caso del Audi A7, que podría poner en serios problemas a un coche al que todos tienen ganas de derribar, el Mercedes CLS y de paso hará parecer de otra década al reciente Audi A8.
Su introducción nos adelantará además la plataforma del futuro A6, que verá la luz seis meses más tarde, con unas medidas de 4.95 metros de largo, 1.93 de ancho y 1.40 de alto. Sin duda será el Sportback más grande que pisará el asfalto en los próximos años, dando cabida en su interior a cuatro personas.
Uno de los motores que acompañarán las andaduras del A7 desde el principio será el V6 TDI de tres litros, que aporta grandes mejoras en cuanto a emisiones al reducir hasta un 90% la emisión de óxidos de nitrógeno. Para lograr esto se inyecta a los gases de escape el compuesto acuoso AdBlue, basado en la urea, antes del catalizador DeNOx, una tecnología que promete una fuerte presencia en el futuro de los motores diésel y que marcas como Mercedes también están desarrollando.
El abanico de mecánicas se complementará con motores tanto a gasóleo como a gasolina, para cubrir las distintas necesidades de los compradores, que obtendrían una experiencia al volante similar a la de un A6 con la misma motorización. Los concesionarios verán las primeras unidades del A7 a finales del año 2010, para dar la bienvenida en 2011 al más muscular S7, un año más tarde se estrenaría el RS7, que podría usar un motor V10 de 500 CV. Las especulaciones están abiertas a la inclusión de una plataforma híbrida, que ofrecería unas emisiones todavía más parcas.
Vía: El Mundo
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