Siempre nos quejamos de que aquí en España la DGT sólo se molesta en recaudar a través de sanciones por exceso de velocidad, con radares estratégicamente colocados en amplias y despejadas rectas. Pero a la vista de la mano dura que se gastan en otros países, el que no se consuela es porque no quiere, ya que podría ser aún peor. Claro que, a la vista de lo que os vamos a contar, también podríamos pensar que estas multas tan elevadas son en entorno urbano y son bien merecidas si se pone en riesgo la seguridad y nuestro poderío económico es elevado, porque son más ejemplarizantes.
Un millonario ha sido sancionado en Suiza por conducir su Ferrari Testarossa a través de la ciudad de St. Gallen a una velocidad de 100 Km/h. Hasta aquí nada extraordinario, ya que todos sabemos que, salvo excepciones, las calles o avenidas de una ciudad limitadas a 50 Km/h no son apropiadas para circular a esas velocidades. Lo extraordinario fue el importe monetario de la multa que le fue impuesta: nada menos que 290.000 dólares, o lo que es lo mismo, algo más de 200.000 euros.
El Tribunal encargado de la sanción no se cortó un pelo a la hora del castigo ejemplar, afirmando que “el acusado ignoró las normas más elementales de tráfico con un vehículo de elevada potencia movido por un puro deseo de velocidad“. Así que al conductor no le quedó más remedio que acatar la sanción, ya que estimaron que su fortuna personal era de 23.3 millones de francos (unos 15.7 millones de euros) y la multa debía ser proporcional, para más dolor.
No es la primera vez que en Suiza se dan casos de sanciones de tráfico astronómicas. Sin ir más lejos, en el 2008 en Zurich un conductor de un Porsche (desconocemos el modelo, pero casi apuntaría a que se trata de un 911) fue multado con 110.000 francos (unos 75.000 euros).
Como curiosidad, comentar que en Suiza hasta hace muy poco tiempo, y durante más de cincuenta años, las carreras automovilísticas estuvieron prohibidas por ley, así que no podemos afirmar que se trate de un país demasiado aficionado a la velocidad, y por sentido común suponemos que menos aún en carretera abierta. Así que ya sabéis, cuidado con los excesos de velocidad si viajáis (y conducís) a menudo por otros países europeos, no vaya a ser que nos llevemos un buen disgusto en forma de receta (o algo peor).
Vía: WorldCarFans | Jalopnik