Cuando un fabricante de esbeltos deportivos colabora con uno de los constructores de yates más lujosos, nos podemos imaginar que en su punto de mira tendrán al tipo de compradores que habitualmente pasa gran parte de su tiempo viviendo la vida ociosa en zonas tan evocadoras como Mónaco, St. Tropez, Cannes o Puerto Banús, sin ir más lejos.
Aunque no lo crean, dentro de los propietarios de yates también hay clases, están los que pueden llevar sus superdeportivos a bordo y los que no. En este caso la naviera Sunseeker ha dotado a uno de sus yates con un pequeño garaje en el que el Caterham Seven entra perfectamente con su escaso metro de altura y sus tres metros de longitud.
Normalmente en espacios de carga tan pequeños tan solo puede guardarse una pequeña barquita para dar una vuelta en mar abierto o unas motos de agua, aunque por suerte los creadores de Sunseeker han sabido dar en el clavo aprovechando las reducidas dimensiones del deportivo ligero inglés para hacer que los propietarios de un yate tan “pequeño” puedan disfrutar también de las bondades de llevar a bordo su propio coche.
Este yate que se expondrá en Londres esta semana cuesta la friolera cantidad de 8 millones de euros, una cantidad suficiente como para comprar cientos de Caterham Seven, no obstante se trata de uno de los yates más deseados y es capaz de alcanzar una velocidad de 34 nudos (65 km/h).
Como ya decía anteriormente incluso entre los más ricos también hay clases y mientras algunos se tienen que conformar con un yate en el que cabe un Caterham pero no un Ferrari o un Lamborghini, otros como Flavio Briatore tienen en su poder yates en los que no entran uno sino incluso varios superdeportivos. Si queremos incluso afinar más, en lo alto del escalafón estarían los que incluso pueden permitirse un helipuerto en su yate para sacar a pasear el helicóptero de vez en cuando.
Vía: Performance PR
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