Estas historias siempre me han encantado, se trata de un Bugatti 22 “Brescia”, rescatado del fondo del Lago Maggiore en Suiza, tras un chapuzón de 73 años. Estos coches siempre tienen una larga historia a sus espaldas, y el deportivo francés no es una excepción. La matrícula y los números del bastidor dicen que un tal Georges Pavia compró el coche en 1925 y lo matriculó en Nancy, Francia. Tras un uso en competición se le reemplazó la carrocería, probablemente a finales de los años 20.
Se cree que en 1933 el coche fue vendido a Marco Schmuklerski, un arquitecto suizo de origen polaco. Marco vivía en Ascona, junto al Lago Maggiore, donde trabajaba en el diseño y construcción de nuevos bloques de viviendas. El coche fue importado a Suiza de manera ilegal, sin pagar las tasas de aduana y los impuestos de matriculación. El Bugatti fue usado regularmente por el arquitecto hasta el verano de 1936, cuando se mudó a Zurich. Abandonó el coche en un barracón adyacente a una de las obras.
Puede que fuera a recuperarlo más tarde, pero el caso es que no se volvió a saber de Marco. Las autoridades suizas ya sabían de la existencia del Bugatti, y reclamaron las tasas de importación, a las que se sumaban múltiples penalizaciones por impago que excedían del valor original del coche. Marco no aparecía y se cree que la constructora que lo custodiaba temía que la responsabilidad le cayese encima. Se quitó el freno de mano al coche, dejando que se sumergiera lentamente en el lago alpino.
Se ató el coche a una pesada cadena en caso de que se quisiera recuperar, pero los años pasaron y nadie se acordaba del clásico Bugatti. La cadena terminó por oxidarse y romperse, y el coche se sumergió en las profundidades del lago y del olvido. Pasaron 31 largos años hasta que un submarinista descubrió el coche en el fondo del lago, a 53 metros de profundidad, semi enterrado en el barro y en un estado de descomposición digno de dar escalofríos a cualquier amante de los coches clásicos.
Este hito se convirtió en una curiosidad para los submarinistas de la zona, pero nunca se pensó en recuperar el cadáver del Bugatti hasta 2008. El 1 de febrero de 2008 uno de los miembros del club local de submarinismo (Centro Sport Subacquei Salvataggio Ascona), Damiano Tamagi, fue apaleado por una banda de delincuentes juveniles, falleciendo a causa de las heridas. Sus consternados compañeros crearon una fundación en su memoria, destinada a la reeducación de jóvenes conflictivos.
Para recaudar fondos, en julio de 2009 los restos del coche fueron rescatados del lago, ante la mirada de curiosos y el club de propietarios de Bugatti. Como se puede ver en las fotos, el estado del coche tras 73 años bajo el agua es muy malo, y apenas se distingue la parte del coche enterrada en el barro. Restaurarlo sería una locura, se estima que sólo el 22% de las piezas son recuperables. Lo que mejor ha aguantado el paso del tiempo han sido las piezas de aluminio, la madera y el motor.
Bonhams lo subasta el 23 de enero, y espera que un postor pague entre 70.000 y 90.000€ por sus restos. La recaudación irá destinada a la Fondazione Damiano Tamagi . Bonhams sugiere que el coche sea mantenido en el actual estado, como parte de una exposición estática. También se podría construir una réplica con la instrumentación y bastidor original, pero sería en parte una traición a la larga historia del deportivo. La decisión en cualquier caso, es un asunto del futuro propietario.
Vía: Bonhams, Axis of Oversteer
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