Si alguien puede informar, con conocimiento de causa, del estado de la red de carreteras españolas es, sin duda, un agente de la Guardia Civil de Tráfico. Sin embargo, parece ser que a la cupula directiva de la Benemérita no le hace mucha gracia que alguno de sus mejores efectivos se dedique a poner en evidencia las irregularidades de la red viaria nacional.
Algo que bien puede atestiguar Juan Carlos Toribio Ramos, Guardia Civil de Tráfico destinado, al menos de momento, en el destacamento de Fraga (Huesca), que la semana pasada se enfrento a su tercer expediente disciplinario por algo que, a mi entender, le honra: sacar a la luz pública las deficiencias de las carreteras españolas.
Juan Carlos Toribio, en su tiempo libre (o sea, cuando es un conductor más) y en calidad de socio de la asociación Mutua Motera, se dedica a mostrar el mal estado en que se encuentran muchas carreteras de este país. Sin embargo, su condicion de Guardia Civil lo convierte, a ojos de sus superiores, en persona non grata ya que se da la casualidad de que los agentes de la Benemerita tienen la absurda prohibición de no poder informar del mal estado de las carreteras salvo por vía interna de la propia institución. Una vía interna que, como afirma el propio agente, sirve de poco ya que “cuando pasamos un informe acerca del mal estado de un tramo, las denuncias acaban acumuladas en carpetas y no sirven de nada”.
Lo cierto es que la actividad de este agente pone en evidencia algo mas que las deficiencias de la red varia: demuestra negligencias y poca eficacia en un organismo con mucha responsabilidad en asuntos relacionados con la seguridad vial; demuestra que las carreteras españolas no son precisamente una maravilla; demuestra que los organismo competentes parecen estar más interesados en el rendimiento económico de sus radares que en mejorar las carreteras.
Y demuestra algo aún peor: demuestra, una vez más, que en esta suerte de “república bananera” en la que se está convirtiendo España existe cada vez mas censura y cada vez se restringe mas el derecho de los ciudadanos a poder expresar libremente sus quejas y sus opiniones.
La causa del expediente que atenaza la libertad de expresión del ciudadano Juan Carlos Toribio parece sacada de una novela de Kafka: le imputa una falta muy grave “por considerar incompatible con su profesión la realización de ningún tipo de actividad en pro de la seguridad vial, incluso si la labor se desarrolla en el tiempo libre y sin percibir remuneración alguna”. Inconcebible; y no olvidemos que esta es la tercera amonestación disciplinaria.
Por esta falta se le propone una sanción de 6 meses de empleo y sueldo, con posibilidad de pérdida de destino, según reza textualmente el pliego de cargos “dada la contumaz actitud del interesado de seguir desempeñando actividades relacionadas con la seguridad vial”. Sin palabras.
La Asociación Mutua Motera ya se ha recuperado de su indignación y ha iniciado una campaña de apoyo a Juan Carlos Toribio mediante la puesta a disposición de todos los ciudadanos de un escrito de protesta dirigido al Ministro del Interior, con el fin de que todos aquellos que consideren injusto el proceder de la Dirección General de la Guardia Civil, puedan manifestar su rechazo enviando su queja directamente al ministro Alfredo Pérez Rubalcaba.
La AMM reivindica que se retiren las sanciones que pesan sobre el agente, así como que se permita que los Guardias Civiles puedan impartir educación vial en los colegios y denunciar el mal estado de las carreteras. También reclaman desde la organización que se garantice la formación en materia normativa técnica de carreteras y que se permita a los agentes su plena integración en asociaciones sin ánimo de lucro.
Via: laopiniondezamora | Asociacion Mutua Motera
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