El público general empieza a concienciarse del impacto que tiene el modo en el que se desplazan sobre el medio ambiente y el baremo más de moda para medir el impacto medioambiental es el dióxido de carbono emitido por el tubo de escape de nuestros vehículos, aunque las partículas de los vehículos diésel también empiezan a ser tenidas en cuenta.
Pero no son sólo los gases resultantes de la combustión en el motor los que contaminan, siendo un claro ejemplo el Toyota Prius y sus baterías, la extracción del preciado litio ha supuesto un fuerte impacto medioambiental en Ontario donde se extrae de una mina. La lluvia ácida junto a la contaminación hace que esta zona se haya desertizado, desapareciendo todo rastro de animales y plantas en kilómetros a la redonda.
Pero otro de los elementos contaminantes y que es omnipresente tanto en vehículos convencionales, como híbridos es el aceite lubricante, del que el año pasado SIGAUS recolectó cerca de 200.000 toneladas de aceite procedente de automoción e instalaciones industriales. Un volumen correspondiente al 70% recolectado tiene como destino la creación de nuevos lubricantes, mientras que el 30% restante se usa para la producción industrial de energía o la creación de nuevos productos.
Cabe resaltar la importancia medioambiental del proceso de reciclado de este aceite, pues dos litros de aceite usado recién salidos de nuestro cárter son capaces de contaminar 2.000.000 de litros de agua, suficientes para llenar una piscina olímpica. Gracias al reciclaje se produjeron el año pasado 80.000 toneladas lubricante, que han evitado el gasto de 28 millones de barriles de petróleo, por no mencionar la contaminación que se evita verter a las aguas.
Vía: SIGAUS
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