Es ley de vida. Nos hacemos viejos, perdemos facultades y llega un momento en que tenemos dificultades para conducir hasta el punto de convertirnos en un verdadero peligro para nosotros mismos y para el resto de conductores que circulan tranquilamente por la carretera.
Una situación familiar muy común es la del anciano que se resiste a dejar de conducir desoyendo el consejo de sus familiares que temen que la historia acabe en tragedia. El problema casi siempre empieza de la misma forma. Primero son despistes y pequeños roces para pasar después a pequeños golpes “de chapa” en ciudad sin daños físicos para ninguno de los ocupantes. Pero evidentemente la cosa puede ir a más…
Para evitar esta problemática la ley contempla que todos los permisos de conducción se renueven/prorroguen periódicamente incluyendo un examen psicotécnico de las capacidades del conductor. Pero evidentemente todos sabemos que esto en la mayoría de los casos es insuficiente y salvo deficiencias muy importantes estos tests suelen ser casi siempre favorables al conductor que busca renovar su licencia.
En muchos casos el hecho de poder conducir es un instrumento importante para la autoestima de los ancianos, y la posibilidad de dejar de conducir puede llegar a ser un hecho traumático importante. Por eso los especialistas sugieren que las familias lo traten con cautela, midiendo las palabras y con la ayuda de su médico de familia.
Algunas frases sugeridas para comenzar la conversación que trate de convencer a nuestro anciano de que debe dejar de conducir son las siguientes:
- La gente ya no conduce con la seguridad de antiguamente… y los vehículos son más rápidos…
- ¿Cuando dejaron tus padres de conducir?
- ¿Qué efecto o contraindicaciones tienen las medicinas que tomas en la conducción?
Esta historia no tiene nada que ver con la del anciano de Florida que destrozó diez coches exóticos en tres años. Tampoco se puede generalizar y establecer una relación edad-accidentalidad, ya que no todos los ancianos pierden facultades con la edad hasta el punto de tener que dejar de conducir. De hecho ahí tenemos honrosas excepciones como el incombustible Walter Röhrl que a sus 62 años sigue siendo piloto oficial de Porsche y este mismo año competirá de nuevo en las 24 horas de Nürburgring.
En fín, muchas veces tendemos a asociar accidentalidad con jóvenes, con nocturnidad y alcohol, pero hay que tener en cuenta que son muchos los factores que influyen en la tasa de accidentalidad de nuestras carreteras y uno de ellos, muy importante, y que todo el mundo debería tener en cuenta por la seguridad de sus familiares y del resto de conductores es precisamente el que he mencionado en este artículo.
Os animo a que nos conteis vuestras experiencias y vuestras posibles soluciones en los comentarios ante una problemática que quizás no nos llame tanto la atención pero que realmente existe y deberían establecerse cauces para solucionarla.
Vía: Los Ángeles Times | Medynet
Fotografías: El Mundo Motor, Watchmojo, ScrapeTV
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