Durante los años 50 empezaba a estallar el turismo de masas en París, con una afluencia de visitantes cada vez mayor. Un operador de turismo llamado Cityrama decidió ofrecer a sus clientes la experiencia definitiva de “sightseeing” con un autobús acristalado especialmente encargado al carrocero francés Currus. Basado en un chasis comercial U55 de Citroën – de aquella fabricaban camiones y autobuses – era un autobús de dos pisos con un aspecto futurista que aún atreaería miradas en los tiempos que corren.
Y no es para menos, cientos de ventanas forman una superficie acristalada que deja al Visiospace de Citroën en absoluto ridículo. La idea es que los turistas pudiesen ver todo con claridad y creo que se consiguió bastante bien. Incluso el segundo piso tenía un techo descapotable, ideal para refrescar las ideas en los agradables horriblemente calurosos veranos parisinos. Seguro que los turistas no se perdían ni un detalle de la Plaza de la Concordia o los famosos Campos Elíseos. Un cuerno remata el frontal de este autobús extravagante.
La popularidad de este vehículo fue muy alta en su época, es curioso que hasta más de 50 años después no oyésemos hablar del mismo. Nuestros compañeros de Jalopnik comentan que tuvo apariciones en algunas películas de época, por ejemplo Le Corniaud y Zazie Dans Le Métro, producciones francesas de las que no he oido hablar nunca, la verdad. Os dejamos con unas pocas fotografías de época de este vehículo futurista transplantado al pasado. Flash Gordon estaría orgulloso del Cityrama.
Vía: Jalopnik
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