No hay duda de que conducir un Ferrari es toda una experiencia, pero si le añadimos que se trata de un F430 F1 en color Rosso Corsa y que el escenario de la prueba son las colinas que rodean Maranello, los momentos vividos son difíciles de describir, aunque lo intentaré.
El Ferrari F430 F1 se dejó de fabricar el pasado año para dar paso al 458 Italia. A pesar de ello, no es un automóvil obsoleto ni mucho menos y me gustaría que ésta prueba sirva como mi pequeño homenaje a uno de los mejores Ferrari de la historia.
Hace unos días hice mi segundo viaje a Maranello en los últimos años y ésta vez no era sólo para ver las novedades de la Galleria Ferrari sino para probar por primera vez un modelo de la marca, algo que deseaba desde hace muchos años, de manera que alquilé un Ferrari F430 F1.
La prueba
Era Sábado y amaneció nublado en Maranello. Había 2 grados de temperatura pero no había probabilidad de lluvia o nieve así que estaba tranquilo en éste aspecto. Llegué al sitió acordado al mismo tiempo que mi copiloto, con la diferencia de que yo iba en un Alfa Romeo Mi.To diésel y él iba en un humilde Ferrari F355. Aparcado junto a una tienda para los ferraristas se encuentra nuestra “macchina”.
Allí estaba, de color Rosso Corsa o rojo Ferrari para entendernos, y con su silueta espectacular diseñada por Pininfarina. Desde los retrovisores hasta los pilotos traseros, pasando por las entradas de aire y el difusor trasero o la ventana que deja ver el motor, todo es deportividad genuina de la marca aderezado con bello diseño italiano. No te cansas de mirarlo.
El motor estaba arrancado para ir cogiendo la temperatura óptima y sin más dilación, el copiloto me invita a entrar y colocar asiento y espejos. Como en todo buen deportivo, todos los mandos son sencillos. Eso sí, el salpicadero está forrado en cuero y tiene inserciones de fibra de carbono. Dejamos el Manettino en posición normal ya que vamos a circular en tráfico abierto y además puede haber placas de hielo.
Llegó el momento. Apago el motor y vuelvo a arrancarlo desde el botón “Engine Start” del volante. El sonido que proviene del motor es precioso, diferente a cualquier coche que había probado. Empiezo a circular dando una vuelta a la fábrica de sueños localizada en éste pequeño pueblo. Hoy como es fin de semana no hay movimiento, no se trabaja, pero las banderas nos anuncian que estamos en un lugar mítico.
Al salir a carretera comienza la auténtica diversión. Pego un pisotón al acelerador y de golpe, mi espalda se pega al asiento. Son 490 CV los que entrega éste 4.3 V8 con un 0-100 km/h en apenas 4 segundos y 315 km/h de velocidad máxima. Son cifras que imponen respeto y me hacen circular con más precaución de la normal hasta que en pocos minutos cojo confianza. Y es que después de todo es un coche fácil de conducir.
Las colinas que rodean a Maranello son perfectas para ésta prueba. El asfalto está en buen estado en la mayoría de tramos y las curvas se alternan con las rectas. El coche va pegado al asfalto, la dirección es directa y precisa, el motor empuja de manera bestial y para colmo el cambio F1 de seis velocidades es una maravilla. Las marchas se engranan de inmediato, en sólo 150 milésimas de segundo, mediante las levas que hay tras el volante.
Lo ideal es pisar el acelerador hasta las 8.500 rpm para que suba de marcha automáticamente, también a golpe de espalda, posteriormente reducir una o dos velocidades con la leva izquierda antes de llegar a una curva y después volver a acelerar al salir de ella. La sinfonía de sonidos que acompaña a cada momento es impresionante. Es un sonido muy parecido sino igual al de un Fórmula 1.
Acelerar, reducir, frenar, algún adelantamiento fulgurante, un par de curvas cerradas enlazadas y luego una recta. Cada kilómetro se disfruta al máximo. Creo que no dejé de sonreir en todo el trayecto y de verdad que me entra un escalofrío cuando recuerdo esos momentos. Fueron sensaciones únicas, inolvidables. Os aseguro que no estoy exagerando en absoluto. De vuelta a Maranello sólo pienso en una cosa: ésto tengo que repetirlo.
Tú también puedes conducirlo
Hay varias compañías que alquilan en el acto modelos de Ferrari en los alrededores de la Galleria Ferrari, de hecho en la entrada hay varias comerciales que te lo ofrecen. De las que pude comparar, el precio era idéntico para el mismo modelo y tiempo pero yo elegí Pushstart porque podía reservarlo desde aquí. Está dentro de la tienda Warm Up y tienen varios tipos de recorridos para el F430:
- Corto: Unos 10 minutos. Sólo para salir del pueblo y volver. Precio: 60€
- Medio: 15-20 minutos. Aquí ya sales a carretera. Precio: 100€
- Largo: 30 minutos. Precio: 160€
- Montaña: 1 hora. Entras en profundidad en carreteras de montaña. Precio: 300€
Además, por 20€ te graban la prueba desde una cámara interior y te la entregan en DVD al terminar. Realicé el tour largo y creo que es el mínimo aconsejable para vivir una experiencia inolvidable . Vale cada euro de lo que cuesta, al menos para mí después de haberlo realizado. El precio es bueno comparado con compañías en España que te ofrecen lo mismo por 60€ más, pero sin olvidar que no en un lugar tan legendario como Maranello.
La atención tanto por parte de la chica de la tienda como del copiloto fue excelente. Además de el Ferrari F430 F1 “berlinetta”, tienen dos F430 F1 Spider y un F430 Scuderia que tienen disponibles en primavera-verano. Para colmo, Ferrari les va a entregar a finales de marzo un 458 Italia. Tendré que consultar previamente los precios pero ya estoy pensando en volver y probar el recién llegado.
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Ferrari F430 F1, prueba en Maranello
Vía: Wikipedia
En Diariomotor: Prueba F430 en circuito | Mini prueba Ferrari F430 Scuderia