Desde hace un par de años Japan Rails Hokkaido ha estado testando unos nuevos autobuses con un ligero trastorno de doble personalidad. Desarrollados por Toyota y su subsidiaria especializada en vehículos comerciales Hino Motors, pueden funcionar tanto sobre el asfalto como sobre raíles. Son vehículos de tamaño pequeño, con una capacidad que no supera los 25 pasajeros en el mejor de los casos, pero sus ventajas para el operador de ferrocarril son muy notables. La principal de ellas es la flexibilidad del servicio.
Se han diseñado para operar en zonas alejadas con poco tráfico de viajeros. En lugar de desatender al público y poner un tren al día se emplean estos autobuses sobre raíles con una frecuencia mayor. Se ofrece un mejor servicio y se evita movilizar un ferrocarril, con el coste que ello supone. Podría parecer ineficiente usar estos autobuses, pero lo cierto es que tienen un consumo de combustible casi ridículo. Consumen una cuarta parte de lo que un microbús así consumiría en ciclo mixto, es decir, menos de 10 litros a los 100 km.
No deja de ser lógico puesto que la fricción de las ruedas metálicas con las vías es muy baja y las líneas de tren apenas tienen desniveles, lo que es beneficioso para un bajo consumo de gasóleo. Para que el microbús pueda montarse en las vías emplea unos accesos especiales en ciertas estaciones. Una vez alineado con los raíles, dos ejes dignos de una locomotora salen de debajo de su carrocería y separan los neumáticos del suelo, impulsados por actuadores hidráulicos. El DMV (Dual-Mode Vehicle) ya está apoyado sobre los raíles y puede emprender su marcha.
Se me ocurre que es una buena idea para líneas de poca afluencia en España, los operadores Renfe y Feve perderían menos dinero y ofrecerían un servicio de más calidad, incluso con la posibilidad de acercar a los pueblos a los viajeros, en lugar de dejarles en un apeadero lejano. Podéis ver un vídeo del invento en acción un poco más abajo.
Vía: Wired
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