(*) Actualización: el alcalde ha pedido perdón públicamente y ha dimitido de su cargo como Alcalde, que ocupaba desde 1999. Gracias a pepe por la pista.
La localidad asturiana de Pola de Siero , situada a pocos kilómetros de Gijón, despertaba ayer con una noticia que dará mucho que hablar en días venideros. A las 6.30 de la mañana, el alcalde, Juan José Corrales, se salía de la carretera con su coche oficial y “hacía un recto” en la rotonda de Argüelles, a la entrada de la N-634 cerca de la localidad. El alcalde se dirigía a su casa en Lugones tras una prolongada cena y lo que parece haber sido más chupitos de la cuenta a juzgar por su excesiva tasa de alcoholemia.
Al salirse de la carretera golpeo los bajos del coche, reventando el cárter y dejando la rotonda perdida de aceite, en el estado que véis en la imagen que encabeza el post. El coche que conducía era un Peugeot 407 bastante reciente, el coche oficial del alcalde, valorado en 25.000€ aproximadamente. Los daños a carrocería, suspensión y motor son bastante importantes. Cuando la Policía acudió a la escena del accidente descubrieron que la tasa de alcoholemia del alcalde era de 0.75 mg/l, el triple del máximo legal.
Corrales – de 56 años, separado y con cuatro hijos – fue trasladado al Hospital Central de Asturias en Oviedo, donde se confirmó que no había sufrido ninguna lesión tras un breve chequeo. El accidentado afirmó que desde hace unos 15 días sufre una arritmia que le hizo perder el control del coche. No ha hecho ninguna declaración acerca de la tasa de alcoholemia, simplemente pide “respeto y para él y su familia, no se puede prejuzgar”. Me gustaría puntualizar que mezclar una buena tajada y conducir no son comportamientos demasiado buenos para la salud cardiovascular.
Si uno está delicado de salud tampoco debería conducir, más teniendo en cuenta que el propio edil afirma que las arritmias le provocan breves desvanecimientos. La oposición ha criticado la actitud del alcalde, pero más que una maniobra política se debería criticar como atentado a la seguridad vial y daños a los bienes públicos, esto es, el citado Peugeot 407. Se enfrenta a un delito contra la Seguridad del Tráfico, con petición de pena de prisión, multa o prestación de servicios a la comunidad.
Concretamente hablamos de una pena de prisión de tres a seis meses o una multa de seis a doce meses acompañada de trabajos al servicio de la comunidad de 31 a 90 días, por no tener antecedentes. Si admite los hechos en un juicio rápido podrá obtener una rebaja en las imputaciones de un tercio de las penas. Se le ha retirado el carnet de conducir, así que a partir de ahora le tocará usar taxis o un chófer, esperemos que pagados de su bolsillo y no del de los contribuyentes, que tendrán que pagar la reparación del Peugeot.
Vía: El Comercio Digital, EuropaPress
Imágenes: Pablo Nosti
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