Hace unos meses en plena celebración del Centenario de Bugatti, un reducido grupo de clientes de la marca eran convocados en Molsheim para asistir a la presentación del prototipo Bugatti 16C Galibier, un modelo que de llegar a producirse se convertiría por méritos propios en la berlina de cuatro puertas más potente, lujosa y exclusiva del mundo.
Así mismo se presentaba en Ginebra hace unos días el Bugatti 16C Galibier a un reducido grupo de periodistas en un evento que coincidió en el calendario con el Salón Internacional del Automóvil pero que se organizó al margen de éste, y es que como hemos podido comprobar en los últimos años Bugatti sigue prefiriendo presentar sus novedades más importantes fuera de la masificación de las grandes “plazas” internacionales.
En esta presentación a los medios el Dr. Franz-Josef Paefgen, presidente de la compañía, insistió en que el Galibier aún es un prototipo del que aún no se sabe si se llegará a comercializar o no. De hecho esa decisión depende en buena parte de la crítica que reciba en los próximos meses por parte de los clientes y de los críticos y los medios afines al mundo del motor (nos imaginamos que dependerá más de lo primero que de lo segundo).
El interior se puede decir que es muy sencillo y minimalista, teniendo en cuenta que este vehículo no bajará del millón de euros. Y es que el comprador de un Bugatti no quiere perderse entre botoneras y complicados y sofisticados sistemas multimedia. Prefiere la sencillez de un salpicadero despejado con un reloj suizo (diseñado por Parmigiani Fleurier) que le indique la hora, otro con las revoluciones (en decenas de rpm) y sobretodo, el más importante de todos, un tercer reloj que marque de 0 a 390 km/h.
A diferencia del Bugatti Veyron, que goza de un habitáculo de espíritu deportivo, el Bugatti 16C Galibier ha sido construido pensando sobretodo en el confort y el lujo más extremo. Eso sí, en el interior no encontraremos un solo resquicio que no haya sido cubierto de madera seleccionada de la más alta calidad, aluminio pulido o impoluta piel.
Que quereis que os diga… A mí me sigue pareciendo una desproporción pagar más de un millón de euros por un vehículo producido “en serie” (o artesanalmente, vale…) que no sea de competición, histórico o una rareza digna de museo. Pero sabiendo que es muy probable que haya al menos 200 compradores que estén dispuestos a llevar a toda su familia en un coche que teóricamente roce los 400 km/h. ¿A qué esperan?
Bugatti 16C Galibier
Vía: Bugatti
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